CONVOCARORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 24 DE ENERO. Esta semana la amiga Dorotea desde su blog LAZOS Y RAICES nos propone crear un.....
RELATO CON REGLAS
RECUERDOS
Los mejores recuerdos que conservo de mi infancia se
encuentran en la casa de mi madrina,
quien, como la mayoría de las hijas solteras de aquellos años, dejo su vida en
Córdoba para irse a Membrilla a cuidar de mi abuelo.
“Me acuerdo de……” Y yo sabía que aquel instante
mágico era un regalo que yo habría de conservar, eran momentos de intimidad en
los que, alargando las noches de estío, mi madrina retrocedía en el tiempo a
aquella infancia suya que a mí me quedaba tan lejos.
“A pesar de frió se sentía feliz, ese día de entre
todas las hermanas su padre la había elegido a ella. Eso fue dos o tres años
antes de la guerra, porque su memoria casi nunca le fallaba y ella recordaba
que poco después cumplió los nueve. El mulo tiraba del carro siguiendo el
camino del norte. Hasta un
día antes, Palmira no tenía ni idea sobre la existencia del olivar. Su padre,
Juan antes bracero, no estaba mucho en casa ya que se dedicaba a la venta del azafrán.
Hasta no hacía muchas semanas los campos del pueblo lucían todos ellos morados con
ese toque rojo en el centro que no era otro que los hilitos de azafrán.
Palmira se mantenía apretujada a su padre siguiendo
el vaivén del carro, y aunque tardaron como una hora en llegar el camino se le
hizo corto, el calor del padre y sus canciones hacían evaporarse el frió de diciembre. Cuando llegaron al olivar ya les esperaban los amigos de su padre
junto a sus mujeres e hijos, no había otra que empezar a recoger ya que unas nubes a
lo lejos hacían presagiar la nieve.
De entre todos, su padre escogió un olivo inmenso en comparación al
resto de sus compañeros y empezaron a varearlo. Las mujeres arrodilladas en el
suelo se dedicaban a recoger las aceitunas, Palmira se afanaba como una más de
ellas, llenando con sus manos el delantal para posteriormente dejar los frutos
en la cesta. Fue un día de trabajo duro, en el que solo hicieron un pequeño
receso para comer ya que los días acortaban rápido. Después al regreso ya
agotada se quedó dormida entre los brazos de su padre, este mantenía un
soniquete dulce mientras entre dientes se escapaban las notas de aquello que habia dado pie a su mote: lagarteranas….[i]
Que relato mas tierno nos has hecho hoy , sabes me has recordado cuando en alguna ocasión fui con mi padre y mi abuelo a coger aceituna , pero en mi tierra no se varea sino se ordeña , ya que las encinas son pequeñas y de hacerlo de ese modo se estropearían .. me encanto que recuerdos me has traído a la memoria muchas gracias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo .
Querida Inma, gracias por este pedacito de tiempos pasados, ya a salvo del olvido porque ha pasado a ser un recuerdo compartido. Gracias también por participar y un abrazo
ResponderEliminarCreía que el tema de aceitunas era cosa de hombres, en cualquier caso nos has hechos retroceder en el tiempo para imaginar como era entonces. Un abrazo
ResponderEliminarQué bonito y entrañable recuerdo de las raíces, de los ancestros...
ResponderEliminarEnhorabuena.
Buenos dias Molí: Tus historias són siempre retratos fieles de una sociedad que ya no existe, pero que es igualmente muy interesante. UN abrazo.
ResponderEliminarUn bello texto, donde el pasado se pasea en tu mirada y tus letras. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves
Me imagino el olivar, las lonas tiesas por la nieve y el frío, las yemas de los dedos heladas, el moje de patatas y bacalao, al lado de la lumbre y el traqueteante ruido del carro a la vuelta con las orejas y la nariz roja por ese frío, precursor de sabañones.
ResponderEliminarGracias, amiga, por avivar los recuerdos.
Besos.
Que bonitos recuerdos y que tristes al mismo tiempo. Los años de la guerra y a posguerra, a mi, siempre me remueven las entrañas, porque traen consigo un halo de injustica tremendo.
ResponderEliminarBss.
Precioso relato, querida amiga. Bellísima y enternecedora imagen la que nos transmiten tus letras. Instantes que, sin duda, abrazan el alma y perduran en la memoria… Me ha encantado.
ResponderEliminarSiempre un placer leerte.
Abrazo grande, y feliz día 😘
Este relato tiene la savia de la realidad alimentándolo por eso transmite tanta emoción.
ResponderEliminarMuy bien Inma, siempre nos tocas el corazón.
Siempre nos traes historias que hablan de tu entorno, historias reales o contadas pero que nos las transmiten tan de ti que es revivirlas contigo.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Momentos inolvidables
ResponderEliminarBesos
Ye echaba yo de menos a la prima Palmira (je je je). Tu memoria nos regala nuevos pasajes de Membrilla, a donde habrá que ir un día y seguro que lo conoceremos como si hubiésemos estado en él, de tan bien que nos lo retratas. Gracias Inma. Un beso
ResponderEliminarUn relato lleno de ternura, donde toda la familia es la protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo