HABLEMOS DE LIBROS: EL VERANO QUE MI MADRE TUBO LOS OJOS VERDES

 HABLEMOS DE LIBROS

EL VERANO QUE MI MADRE TUBO LOS OJOS VERDES , de Tatiana Tibuleac

“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento. Junto a mí, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habían tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios. (…)

Comenzar un libro de esta forma, me sumió en un mundo de contradicciones. Fue como si alguien de golpe empezara a sacudirme antes de caminar en un camino difícil de dilucidar. Para mí que entrar en un libro nuevo es toda una aventura, leer unas frases en las que el odio estaba claramente presente me llevaba a unos cuestionamientos que yo no había vivido ni en mi tempestuosa adolescencia. Dejo claro que la novela en sus primeros capítulos transita claramente por los caminos del odio que el protagonista, un adolescente problemático, siente hacia su madre. La crudeza de unas relaciones filiomaternales rotas o inexistentes te descolocan sin más. A pesar de ello, en mi caso me era imposible separarme de la lectura.

La novela, publicada en el 2016 es la primera novela de la escritora Tatiana Tibulac y según he leído se ha convertido en una de las obras más aclamadas en Rumanía. La historia escrita en clave de narrador infidente¹ explora los entresijos de una relación (la de madre-hijo) ya perdida, escrita con la doble vertiente de dolor y de alegría, entremezcla la narración poética con una maestría genial.

El trasfondo de la emigración polaca en Londres donde suceden los pasajes más duros, nos lleva a aterrizar a un pueblecito francés en unas vacaciones en las que la madre desde una engañosa simplicidad humana que esconde la mayor de las sabidurías, intenta restablecer unas relaciones de amor inexistentes y a la vez dota al hijo de unos conocimientos que se le irán presentando en su día a día.

Así el hasta ese momento adolescente marginal, reflexionará sobre la humanidad, la belleza y la simplicidad de las cosas. Paseos por mercadillos de antigüedades, costumbrismo, objetos y gente. La utilidad de lo inútil como un descubrimiento lleno de posibilidades. “El mercadillo de antigüedades era como si Dios hubiera tropezado y se le hubiera vaciado la bolsa (…)

Y entre descubrimientos como la amistad o el amor, el mayor descubrimiento de todos: la vulnerabilidad humana, la muerte como colofon de todo o más bien como inicio. Una novela llena de símbolos, comparaciones, metáforas y sinestesias que nos transporta desde los caminos iniciales del odio hacia el camino del amor. Un amor que ofrecerá nuevas perspectivas a ese muchacho para el que pareciera que no había salvación posible. Para mi una de las mejores novelas que he leído este año extraño.

1Narrador infidente es aquel en quien el lector no puede confiar plenamente ya que oculta información clave, da pistas falsas que lo llevan a caminos confusos y le tiende trampas. En definitiva es un narrador que engaña a sabiendas