CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 22 DE FEBRERO EL AMIGO JAVIER DESDE SU BLOG DIARIO DEL ÚLTIMO BUFÓN, NOS INVITA A ESCRIBIR SOBRE LA CUARESMA.
Costó entrar pero entré, Marina la trabajadora social me
la había descrito como una viejecita siempre enfurruñada, tosca y con la
desconfianza de aquellas ancianas que llevan años apartadas de la civilización.
Personas a quienes cuesta abrir su casa y mucho más su corazón. Cuando pienso
en ella, me la imagino cual la viejecita que saco del lodazal a Xupet[i],
delgada con unas piernas que de tan finas parecen a punto de partirse, brazos
como las ramas más flacas de un roble,
con unos ojos menudos casi tapados por su nariz de bruja. El toque final era
aquel pañuelo con el que recogía su poco pelo y su voz semejante al
chirriar de una puerta quejumbrosa.
Los primeros días me seguía por doquier, no fuera que le
robara, me dijo. Con los días me dejo hacer hasta que meses después conseguí
que entrara una lavadora por la puerta de la casa. La mala maña del técnico y
un suelo desigual, llevaron a que a los pocos días me la encontrara en la
cocina con la puerta bien cerrada.
- -Esa máquina infernal camina – me dijo casi sin voz.
Y era real ya que la dichosa lavadora con el centrifugado
iba de un lado a otro de la habitación, vuelta a llamar al técnico y problema
solucionado. Los inviernos gélidos del Pla de l’Estany en aquella casa eran de
lo peor, ni una chimenea para apaciguar el frió, solo una pequeña placa eléctrica
de aquellas estrechas con una tira, cosa extraña cuando yo llegaba a la casa
casi siempre estaba encendida. Después supe que el frió era tan intenso que
hasta los gatos de la casa habían aprendido a darle al interruptor cuando ella
no estaba.
Cada mañana y pese a sus limitaciones, se arrastraba
cogida de un palo hasta las cuadras donde Luis, su único hijo ordeñaba las
vacas, sentada en una silla controlaba y esperaba.
- - Es que si no estoy con el, este bordagas[ii]
es capaz de dormirse…..
Algo increíble en un señor de unos cuarenta años que no
se había separado nunca de las faldas de su madre.
Mercedes fue aceptándome y queriéndome poco a poco y al
final mi trabajo como trabajadora familiar se extendió más allá de mis tareas
estipuladas. Me encantaba ir buscar la verdura al huerto, rebuscar los nidos
donde las gallinas escondían sus huevos y esconderme por unas horas lejos de la
civilización. Algunos días compartía con ellos su desayuno el cual siempre se componía
de una enorme tortilla de harina, pero lo mejor de todo era la cuaresma, esos
días la casa se llenaba de olor de canela, azúcar y limón. Los mejores buñuelos
de cuaresma los hacia esta mujer de aspecto de bruja, imagen de la brujita que
salvo del cenagal a Xupet.
Hola: tal y como describes a la vieja, parece imposible que supiera hacer tan buena reposteria. Un abrazo amiga.
ResponderEliminar¡Qué relato más entrañable! Por lo de los buñuelitos y los cuentos...casi,casi parece real...¿verdad? ;)
ResponderEliminarGracias por sumarte a la convocatoria y disculpa que haya enlazado tarde, no sé por qué motivo no me aparecían los enlaces en los comentarios. Solucionado por el momento.
Besos
Un encanto de relato. Te lleva como abrazandote y termina por hacerte sentir el olor a esos bueñuelos.... Qué no daría en este momento por coemerme por lo menos.... cinco? (yo creo que más también) Preciosa y animada cuaresma. Todavía tengo tiempo de llegar... me invitas? besotes Inma
ResponderEliminarLo has contado tan bien el cuento que el final es la guinda para saborear ésos ricos buñuelos que traspasan la pantalla ..con tu permiso me cojo uno .
ResponderEliminarFeliz finde y un fuerte abrazo .
Muy bonito, y es que la gente si les das cariño, te devuelven cariño, y eso le pasó a Mercedes, se encariñó al final con la trabajadora familiar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Corazones enormes entran en cuerpo destartalado y ceños fruncidos 😊 entrañable tu personaje que, supongo, tiene mucho de real. Un abrazo 😊
ResponderEliminarBuñuelos y cariño.
ResponderEliminarBeso dulce.
Qué placer tener siempre un cuentacuentos a mano para reflejar situaciones de profundo calado como la Cuaresma con sus buñuelos de canela... Gracias amiga cuentista. Un beso
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