DORALINA
“Me siguen desde lejos y poco a poco acortan la
distancia. Si les pregunto algo, apiñan las cabezas, ríen avergonzadas y hacen
ademán de retroceder a su escondite. Pero al final acaban por convertirse en
alegres lazarillos que no me perderán de vista hasta el oscurecer. Ya sé cómo
se llaman: Amelia, Basilisa, Enedina y Ludivina. Tan líricos nombres resultan
más sorprendentes bajo la capa de mugre, tierra y mocos que cubren los vertidos
y la cara de las niñas. La alegría de mis acompañantes crece por momentos, y no
hay duda de que lo están pasando muy bien. Palmotean y saltan, y escoltado por
ellas llego a una explanada donde se alza la escuela. Es de una planta y está
bastante desmochada y decrépita, pero recién construida, con sus paredes
encaladas, debió de parecer una paloma en medio de la negrura ruinosa del
pueblo.
Cuando las niñas se colocan en el escalón de entrada a la escuela para que les haga una fotografía, pasa una mujer conduciendo un carro y me pregunta si puede poner en el grupo a su hija. Le digo que sí y la baja del carro. Esta lleva un pañuelo a la cabeza y se llama Doralina”
Cuando las niñas se colocan en el escalón de entrada a la escuela para que les haga una fotografía, pasa una mujer conduciendo un carro y me pregunta si puede poner en el grupo a su hija. Le digo que sí y la baja del carro. Esta lleva un pañuelo a la cabeza y se llama Doralina”
Donde las Hurdes se llaman Cabrera – RAMON CARNICER
-
¡Doralina!!, venga que es pa
hoy...
La oscuridad llena el habitáculo, padre la
recorre con el candil de aceite, madre prepara los apeos del campo, Edelmira la
hermana mayor va masticando cortezas de pan y con sumo cuidado las introduce en
la boca de Joaquín el más pequeño de los seis hermanos, tal y como lo hacen los
pajaricos, le recuerda cada día madre porque Edelmira aunque es la más grandota
aún no cumplió los nueve años. Doralina es la mediana y tiene cinco y ya tiene
sus tareas asignadas, es tiempo de siega así que no queda otra que cada día
subir al carro y acompañar a madre.
Doralina se coloca la vieja bata que antes fue
de su hermana y antes de su tía y antes ni se sabe lo mismo que los zapatos de
cuyas suelas originales no queda ni rastro. El tajo queda a unas dos horas del
pueblo, Edelmira se cuidara de la casa y de los hermanos menores: Luis de tres
años y Joaquín que aún no ha cumplido uno. Blas
y Sebastian ayudaran a padre con las vacas y con todo lo que se tercie.
Subida en el carro se duerme, cuando llega al
tajo recoge las espigas que otros dejan atrás, cuando el sol aprieta madre le
coloca un pañuelo blanco en la cabeza, este si antes fue de madre y eso la
enorgullece. Al mediodía paran a comer madre siempre lleva pan y tocino, más
pan que tocino eso sí, por eso madre con la navaja le hace trocitos muy
pequeños, para que el tocino dure tanto como el pan, aunque Doralina suele
quedarse dormida antes de terminar y algunos días madre le busca una sombra y
la deja allí dormida. Cuando se despierta tiene que darse prisa con las espigas
no vaya a ser que otra más espabilada se las quite.
Cuando vuelve a casa las ve, esas que se
pasan el día zascandileando, es lo que dice madre porque a ella le gusta
juntarse con las otras niñas y jugar. Hace días que un hombre de esos que saben
de letra se ha instalado en el pueblo, ha sentado a las otras niñas en el
escalón de la escuela y les dice que se estén quietas mientras él se pone tras
un aparato extraño, entonces madre la baja del carro y le coloca bien el
pañuelo, hace que se siente junto a ellas.
- - Doralina, sonríe que te van a
retratar…….
Y ella sonríe más que nadie, sabe que es la
más guapa porque es la única de las niñas que lleva un pañuelo blanco.
· * Mi relato está inspirado por la
foto que lo acompaña, buscando información he sabido que dicha foto pertenece
al libro: Donde las Hurdes se llaman Cabrera escrito en 1963 por RAMON CARNICER
quien desentraña la dureza de la vida en lo que se vino a llamar Las Hurdes
leonesas.
Que preciosidad de relato!!! Maravilloso de verdad, me ha encantado como cuentas esa vida del campo de antes...
ResponderEliminarUn beso grande.
Un pañuelo blanco que es su orgullo porque lo portó en su tiempo su madre, es un relato enternecedor y de unión familiar, me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes ese especial don con el que nos llevas de tu mano a aquellos años de antes tan llenos de luz como de sombras, pero tu relato es precioso.
ResponderEliminarUn beso.
Como esas películas antiguas y en blanco y negro donde se carece de todo lo material pero el interior está lleno de luz.
ResponderEliminarUn saludo
Pero qué linda historia has imaginado, Moli!! tan bien trazada a partir de una foto tan particular. Un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminarHola Molí , sin duda es un relato , que tiene mucha carga emocional , ya que la historia , trata de una familia humilde que tienen que nadar todos en la misma dirección , para poder sobre vivir , y aquí es donde se ve que los hermanos mayores , cuidan de los más pequeños mientras los padres van a trabajar , este relato me a llegado al corazón por que me hace recordar , en los años en que mi abuelo con tan solo 6 años era pastor de vacas , y por las noches iba a la iglesia ya que el cura lo enseño a leer y escribir , me a gustado mucho tu relato de verdad , y si quieres que te cuente un secreto te diré que yo también me inspiro muchas veces en lo que me trasmite una foto , ya sea en blanco y negro como en color.
ResponderEliminarTe deseo una feliz tarde besos de flor.
Vaya relato.
ResponderEliminarEs como ver una peli antigua.
Impresionante.
Un piacere leerla.
Beso
S
Me has devuelto a mi niñez y la vida de mi calle. No eramos tan pobres eso si, pero había familias que vivian en casitas y que dormían unos con otros en una habitación...aun existe esa casa en mi calle; la mas vieja de todas. En ella viví mi amigo Luis y su poadre tenía vacas.
ResponderEliminarUnos tiempos que, sin ser tan lejanos, nos parecen perdidos en la memoria de los pueblos. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Que linda historia, que linda foto y además me anoto el libro porque no lo conocía y promete ser interesante.
ResponderEliminarUn besazo
Un relato precioso y basado en fotografías de la vida real, lo que lo hace más atractivo. Muy bien argumentado hasta el final. Felicidades
ResponderEliminarGracias por participar
Saludos
Un relato muy enternecedor. La dinámica de esta familia por sobrevivir es maravillosa. Muy bien planteada la trama con ese pañuelo tan preciado.
ResponderEliminarAbrazo