UN SEGUNDO DE NOVIEMBRE
El sonido seco y tenue de una aceituna al caer provoca que un pequeño verdugo alce su vuelo. Un primer rayo de sol se abre paso entre los olivares mientras un gorrión descarta por su sabor amargo otra aceituna que rodó un instante y que no está aún madura. Una hormiga temblorosa arrastra un grano de trigo que triplica su volumen, en el cercano hormiguero cientos de hormigas rebullen con vida propia, hay una algo más mayor que las otras que parece hacer el papel de guardiana.
Mientras, el color del suelo ha cambiado después de que los aceituneros hayan estirado los lienzos a lo largo y ancho del olivar y las gotas de rocío se rinden de forma incondicional a ese sol incipiente. Una liebre va saliendo de forma sigilosa de su madriguera a la vez que cuatro gazapos tardíos se mantienen escondidos en espera de la madre. Un pie, calzado con una basta bota hace el gesto de bajar del lateral del tractor, las migajas de un bocadillo temprano de manteca de chorizo se dispersan por el suelo, unas manos raudas recogen la vara con la que minutos después golpearan con la traza que da la experiencia los olivares, los cuales se desnudaran de frutos y de hojas, pero eso será más tarde…
Un suspiro se produce a lo lejos del olivar, la hija del capataz hace rato que abrió la ventana de la casilla por la que se colo el novio ese que su padre no quiere que se cuele. Un polvo rápido es el mejor premio para un día de cosecha que se presenta duro. El aire del pequeño habitáculo se corta por un instante todo parece haber sido aspirado por los dos amantes. Un viejo pantalón tejano se desliza desde un colgador en el que se ha colocado con prisa, pequeñas chispas solares se filtran por las ranuras de la vieja puerta de madera mientras millones de puntos diminutos bailan al compás de de la luz matinal.
Es una mañana de noviembre, el segundo numero doce, del minuto tres de las ocho.
Qué maravilla… Muy bonitas imágenes las de esos olivares y esos peculiares detalles que surgen en torno a ellos. Y como magnífico colofón, un bonito y romántico giro de aquellos que se aman entre chispas y suspiros…
ResponderEliminarMe ha encantado, Molí.
Abrazos, y feliz día 💙
(Te decía en el otro post, que mi enlace no funciona; cuando puedas lo miras. Yo creo que te lo pasé bien, si no, ya me dices. Gracias de nuevo)
Cuántas cosas se pueden ver en un segundo de la vida.Todo lo que nos dejas es una maravilla, es como desgranar un mundo en partículas.
ResponderEliminarUn placer leerte. Besazos!!
Has descrito con puntilloso detalle cada color y elemento de ese paisaje de cosecha y trabajo... y amor, no nos olvidemos del amor 😊
ResponderEliminarVida en la naturaleza que despierta, vida en los amantes, vida en el trabajo... ¡Un segundo bien colmado!. Has pintado un bonito cuadro donde cada elemento goza del mismo protagonismo.¡Qué curioso y original!
ResponderEliminarUn abrazo, y gracias por la propuesta
El mozo, ni se percató del dolor de los sabañones en los dedos y menos en el escaso jornal de la semana.
ResponderEliminarEl amor, que puede con todo.
Besos.
Siempre hay un joven vigoroso que ama a la chica, de día o noche.
ResponderEliminarLos segundos robados son siempre los más cortos pero apasionados.
Un placer leerte
Beso
Noviembre, mes de recoger los frutos que da el campo y de hacer acopio de víveres, como las hormiguitas, ante la inminente llegada del invierno. Y trayendo los bellos colores que trae, tambien tiene espacio para el amor :)
ResponderEliminarBss.
Noviembre escribi en lo de Tracy no se si cuenta
ResponderEliminarlo que es noviembre para mi
Un abrazo enorme
Una estampa otoñal contada con todo lujo de detalles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu Noviembre esta lleno de amor y olores llenos de dulzura. Precioso relato.
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué lindo has descrito esa recolecta de olivas en otoño!
ResponderEliminarPero que pícaro el novio que se cuela dónde el futuro suegro no quiere que se cuele"
Gracias por anfitrionarnos este jueves.
Besos, Inma
una fotografía con millones de megapixeles, en la que te puedes acercar y agrandar cada detalle de las escenas que describes
ResponderEliminarHola Amiga:Este es un texto en que se siente la grasa de la aceituna, pero que se ve como es un oliverar por dentro. Gracias por compartir.
ResponderEliminarBonito tu mes de Noviembre.
ResponderEliminarBesos.
Nos has brindado con imágenes poéticas, ese ratito de una mañana de noviembre.
ResponderEliminarQue bello.
Un abrazo :)
me has dejado gratamente impresionado. Precioso, un relato, que es una secuencia de fotografías vitales. Mi reconocimiento por tu escrito. Un beso
ResponderEliminarMe ha gustado tu Noviembre en los olivares, supongo que andaluces, dados tus orígenes. Has descrito una escena cotidiana en ellos (bueno lo del polvo, menos cotidiano pero no infrecuente), que me recuerda algunos escritos de Delibes describiendo escenas campestres.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que bonito Noviembre nos dejas, ese encuentro fortuito entre dos enamorados, ese olivar que me recuerda a mi infancia, cuántas veces he ido con mis padres y mis tíos a coger olivas como decimos aquí... Y qué rico su aceite!
ResponderEliminarUn saludo!
Le has tomado muy bien el pulso de una mañana aceitunera en un cortijo andaluz, ¡qué bonitoooooo!
ResponderEliminarGracias Inma por tan estupenda, original y dificil convocatoria
ResponderEliminarBesosss
Se pierden los comentarios. Te decía que reflejas un lugar cargado de nostalgias. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo