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lunes, 3 de enero de 2022

LO SÉ

 LO SE......

(Del fin de semana tematico: Viaje en el tiempo) ESCRITO EL 9 DE DICIEMBRE 2019





El sueño, o lo que creía un sueño; se repetía cada noche. Solo que yo aún era demasiado pequeño para saber separar el mundo de la fantasía del de las pesadillas. A veces tenía la sensación de vivir en dos mundos paralelos: el presente se situaba en un pequeño pueblo en el que gozaba de la protección de mis padres y mis abuelos, este era mi mundo de color. El otro, parecido a las películas antiguas en blanco y negro, era cerrar los ojos y entrar en él.
La acción en blanco y negro pronto pude situarla en 1938 casi al final de la guerra civil española. Lo intuí, por algunos comentarios de los mayores, aunque ese era un tema del que estaba prohibido hablar. Después, en una de mis escapadas nocturnas hacía ese otro mundo, encontré la hoja sucia de un calendario: 5 de noviembre de 1938. Ya no cabían las dudas.
Supongo, que era mi madre la que tiraba de mi con fuerza ante mi estado paralizante. En una explanada amplia y oscura, de treinta a cuarenta hombres estratégicamente colocados, atados a una especie de palos, o ¿eran arboles? Caían doblados ante una avalancha de tiros.
La mayoría, aunque muertos aún estaban calientes, unos pocos agonizaban y yo sin poder llorar reseguía con mis dedos el reguero de sangre que bajaba por la frente de quien con el tiempo supuse que era mi padre, hasta que aparecía ella y tiraba de mí.
El largo y tenebroso camino que recorríamos, para escapar de aquel horror, era enormemente encrespado, subíamos en silencio y con miedo, mi madre tapaba mi boca para impedirme hablar.
Nunca, en mi mundo de colores, hablé de esta realidad paralela. Sabía que no había respuestas posibles, que tenía que intentar sustraerme de aquel otro mundo que me hacía despertarme entre orines y sudores. Un mundo que desapareció justo en mi quinto aniversario y del que poco a poco me olvidé.
Cuando murió el dictador, yo ya vivía lejos de mi familia los cuales siempre habían estado al lado de los vencedores. Mis inquietudes políticas, tenían poco o nada que ver con las de ellos. Como historiador, durante años me dedique a recoger testimonios de los familiares de los republicanos, no sé porque tenía la necesidad de recuperar esa parte de la historia durante años oculta. Fue en un dossier de antiguos documentos donde me vi; mi imagen, aparecía junto a la de mi madre y mis hermanos. En un documento anexo aparecía escrito: “Basilio Fernández León quien murió fusilado el 5 de noviembre de 1938 y a quien se supone enterrado en una fosa común. Fue sacado de su casa junto a Elvira, su mujer y su hijo Martín que acababa de cumplir los cinco años. Estos últimos, fueron abatidos en la madrugada del mismo día cuando intentaban escapar subiendo por el cerro de Los Ángeles.”
No sé, qué terrible casualidad me llevo a reencarnarme en el nieto del cacique del pueblo, el asesino que dio la orden para las ejecuciones. Lo que sí sé, es que aquel niño a quien segaron la vida era yo. Lo sé porque lo que nunca pode olvidar fue mi rostro que reflejó la luna junto al rio donde desembocaba un reguero de sangre.
  • Fotografia de Katy Horna

4 comentarios:

  1. Me ha gustado tu escrito
    Un abrazo desde la arena que está cerca del mar

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  3. Un mundo donde el anhelo, queda no más en eso... Una terrible historia que sgue repitiendose en el tiempo.

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