CUESTIÓN DE TIEMPO
Yo tenía trece años, el creo que
diecisiete. Chico malo a quien yo prometí amor, sin sentirlo.
El pertenecía a una banda de barrio, robo
de motos, estirones de bolso….estaban bien coordinados, a mí me atraía por eso,
porque era un chico malo.
Me dijo que le gustaba y yo me sentí
alagada, me dijo que era muy guapa y yo me ruboricé, me dijo que a partir de
ese día no podía sucederme nada malo que yo sería su novia y que ya nadie me
hostigaría, a lo mejor fue por eso que cerré los ojos y mentí.
Durante días fui famosa en el barrio, era
la novia de uno de los cinturones negros y eso me daba un cierto estatus. Nos
encontrábamos, nos cogíamos de la mano y caminábamos juntos, el me pidió un
beso y yo le dije que no, que en otro momento y él me respeto.
Quedamos en ir al cine solos, allí en la
oscuridad él me podría besar, se sentía ilusionado y se le veía feliz. Yo tenía miedo,
había imaginado tantas veces aquel instante!, un beso en los labios que me
hiciera temblar, un beso que creara remolinos en mi estómago, un beso parecía
tan poco pero era tanto!
Ese mismo día le escribí una carta, le
dije que no le quería, que no iba a ir
al cine con él y mucho menos besarle. Durante días me persiguió cual gato en
celo, yo lo evitaba, me escondía. Poco después volvió la cotidianidad, cuando
me veía a veces me insultaba yo le ignoraba a pesar de que le tenía miedo, en
el fondo era un chico malo.
Años después, cuando yo ya era madre volvimos a encontrarnos, estuvimos toda la
tarde juntos hablando. Me dijo lo mucho que me quiso, todo lo que sufrió por mí
el dolor que llegue a causarle. Mire los ojos del amigo reencontrado y vi
pequeñas estrellas de recuerdos y de dolor que afloraba. Pensé que había sido
injusta, que había jugado con él, pensé no sé, tantas cosas, que quizás yo había
sido más mala que él.
Ahora que ha pasado el tiempo, con el
devenir de los años, pienso que solo era una niña y que eso era precisamente lo
que necesitaba: tiempo. No sabía lo que quería, pero lo que si tuve claro era
lo que no quería y eso ya era mucho teniendo solo trece años.
MUCHOS DE LOS QUE EMIGRAMOS LLEGAMOS A L'HOSPITALET*
ALLÍ LA GRAN MAYORÍA DE CHICOS ERAN PARECIDOS A ESTOS*
Y YO TENIA 13 AÑOS.........
* IMÁGENES SACADAS DEL CÓMIC: SANGRE DE BARRIO DE JAIME MARTÍN
Pues sí, tener algo así de claro es de admirar.
ResponderEliminarUn beso,
Noa
Trece años muy maduros, tener claro lo que no se quiere es importante. Un abrazo
ResponderEliminarUn relato que merece una buena nota. Por bién narrada por bién presentada y porque nos permite conocerte un poco más todavia. Abrazos, amiga.
ResponderEliminarQue bonita historia Molí , es cierto que esos amores de adolescencia quedan muy gravados , pero el destino tb juega como el tiempo , así pues te dio la oportunidad de volverle a ver una vez más. Un abrazo una feliz resto de semana muakis
ResponderEliminarHay veces que la madurez no se alcanza ni con el tiempo. A ti no te hizo falta esperar porque ya la tenías desde pequeña.
ResponderEliminarEs una gran historia. Genial. Aquí hay una conyuntura interna que te golpea hacia dos direcciones, pero marcadas por la inseguridad de la juventud. Creo que el reposo ha hecho ver con claridad lo que pasaba. Un textazo. También las imágenes. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy lindo relato, el tiempo a veces puede ser un gran aliado si lo sabemos respetar, y esa niña a dado muestra de ello.
ResponderEliminarUn abrazo:)
Hiciste bien, por qué ¿quién va a tener las cosas claras con trece años? Es verdad lo que dicen que a las chicas les van los canallas.
ResponderEliminarUn abrazo
Y bue...A veces no se da. Y no queda más remedio que aceptarlo.
ResponderEliminarBien contado.
Buen relato, magníficamente narrado y demuestra que los avatares que la vida nos prepara, nos hace más consecuentes y seguros, aunque la edad no se corresponda con los hechos.
ResponderEliminarUn beso.
Que hermosa historia. Es sorprendente la madurez en una edad tan tierna. Los amores de la adolescencia suelen ser peligrosos al no tener experiencia.
ResponderEliminarBeso
Un relato que me ha encantado, las vicisitudes del despertar a la adolescencia y la temprana madurez de saber lo que se quiere. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.