ENTRE TEMPESTADES
Salió de casa intentando que el viento no
la arrastrara, a lo lejos y entre nieblas logró apenas vislumbrar la luz del
faro, giro la esquina hacia la derecha y como había hecho ya cientos de veces
enfilo sus pasos hacia la blanca iglesia del pueblo, empujo la puerta como si se tratara de un acto reflejo, se
arrodillo ante la cruz y comenzó a rezar.
Marina entre tempestades, si es que de
alguna forma podía resumirse su vida desde el día en que conoció a Jesús. Hacía
dos años ya que dejo su ciudad para vivir junto a él en aquel pequeño pueblo a
la orilla del mar.
Jesús entre dos amores, el mar y Marina,
no sabía a cuál amaba más. Su infancia entre barcos de pesca, salitre en el
pelo, salitre en la piel. Esperando el despuntar del día para escaparse de los
brazos de Marina y lanzarse en su barca a los brazos de su otro amor: el mar.
Marina rezando y temblando en la iglesia,
siente un terror inmenso cuando llega la tempestad. Reza y no piensa, o al
menos eso intenta, porque sabe que con el pensamiento también se puede pecar.
Y su piel esta desnuda sin él, y cada uno
de sus poros se abren deseándolo a cada instante, Jesús y su olor salvaje de
mar, Jesús y sus besos salados, Jesús y su cuerpo ardiente…..no puede pensar en
eso mientras reza, pero piensa y siente y un escalofrió le recorre la espalda
sintiendo sus caricias mientras a lo lejos se escucha el rugido del mar que hoy
parece tan enfadado que es capaz de robarle a su amor.
Escucha el viento empujando con fuerza el
tejado de la iglesia mientras Marina
reza y suplica a ese otro Jesús, para que el vuelva.
- - No puedo vivir sin su piel,
es que sin él me moriré….
Y mira los ojos entornados de aquel Jesús
crucificado y ve en él un halo inmenso de comprensión.
- - A pesar de mi divinidad, yo
fui hombre – escucha Marina, ¿o es su mente?
Noche de tempestad, justo cuando amanece
se apacigua el estrépito del mar, el viento se torna brisa y ahora sí, Marina
corre junto a las mujeres que esperan en la playa. Poco a poco las barcas van
llegando y a lo lejos lo ve llegar a él que agotado y feliz le extiende sus
brazos.
Llegando a la pequeña casa, apenas cierra
la puerta, sabe que después de noches como aquella la mayor tempestad comienza
ahora, Jesús envestido de mar, la acaricia, mientras ella recorre cada rincón
de la piel de el con su lengua, con los ojos cerrados, se deja llevar, cuando
el entra en ella, Marina va sintiendo dulcemente las ráfagas del mar.
Precioso, Moli. Has dibujado un mar lleno de tormentosas y sensuales sensaciones. El titulo nos sugiere una situacion peligrosa I revierte en un reencuentro placentero y feliz. Un abrazo.
ResponderEliminarUn hombre que vive entre el mar y una mujer llamada Marina. Un hallazgo. Bien contado.
ResponderEliminarMaravilloso relato. Y es que las tormentas de los sentimientos, también terminan con esa plena claridad del deseo consumado.
ResponderEliminarEnhorabuena, amiga.
Un beso.
Muy bonito tu relato. Cuanta gente suele esperar con el corazón en un puño a que sus seres queridos vengan a casa en días de tormenta. Has transmitido esa ansiedad y el alivio posterior a la perfección.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy bonito tu relato MOLI, como dice Demo, muy bien contado.
ResponderEliminarUn beso grande.
Una tormenta muy sensual, a veces estas tormentas son peores que las otras.
ResponderEliminarMe gustó mucho Inma.
Una tormenta muy sensual, a veces estas tormentas son peores que las otras.
ResponderEliminarMe gustó mucho Inma.
Has sabido plasmar muy bien la intensidad de la tempestad en el mar, la intensa angustia que siente Marina y la intensidad del encuentro cuando ya todo ha pasado. Te felicito, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso
Bueno, esa tempestad acabó bien, el mar se lo devolvió y pudo amarlo con todas sus fuerzas.
ResponderEliminarMe gustó tu historia.
Un abrazo
Mucho leo en este relato, desde ese mensaje del más allá que recibe a esa imagen del hombre que tras sufrir encuentra el placer, o esa mujer que al fin libera su cuerpo...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos.
¡Uau! qué final tan poéticamente sensual... "las ráfagas de mar".
ResponderEliminarUn cuento divino, sacado de la vida misma, y narrado con maestría, sencillez y hondura. Me ha encantado; eres muy buena escribiendo.
Un abrazo
(aunque tarde me he sumado a tu propuesta. Me ha atrapado esta palabra).
Wowowowowowo Molí... qué maravilla!!! ...el mar y él ...son de las tempestades que una enfrenta con mucho más que gusto!
ResponderEliminarBesos.
Intensa historia de amor envuelta entre ráfagas tempestuosas de pasión y miedos. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Llamándose Marina el mar la ama...
ResponderEliminarSensual texto, como una oración.
Un beso enorme.