VIII ENCUENTRO JUEVERO EN BARCELONA
Propuesta de la compañera CARMEN ANDUJAR - MI RELACIÓN CON EL MAR
OLOR DE CARACOLA
¿El olor del
mar es….? Aquel que se mezcla en el fondo de la enorme caracola del abuelo
Juan.
Abuelito ¿cómo
es el mar? Y entonces él se levanta y pone en mi oído algo rugoso y enorme para
mi pequeño oído a la vez que dice:
- - Escucha
en silencio, el mar está aquí.
Y yo,
intento mantener aquel extraño artilugio entre mis manos, mientras
escucho el golpe de las olas, la brisa que susurra, la arena enredándose en mi
pelo y me imagino todo azul, si porque el abuelo me ha dicho que el mar es azul
y yo creo a pie juntillas todo lo que
explica el abuelo.
Años después
nos encontramos los dos paseando, en uno de aquellos paseos matutinos en los
que compartíamos cuentos y secretos.
- -
Abuelito
¿Cómo son las olas?
Y el estira
su brazo mostrándome la inmensidad del trigo verde bailando al compás del suave
viento primaveral.
- - Mira,
el mar es así de infinito, incluso mucho más, tanto que junta en el
horizonte con el cielo. Hay días que las olas van y vienen con la misma
suavidad que estás viendo hoy. Otros días se muestra enfadado y empuja con
fuerza, con tanta que es capaz de tragarse hasta a los barcos.
A partir de
ese día me dedico a mirar cada día los campos de mieses, mi mar manchego está
allí, justo a la salida de la escuela.
Durante dos
años mi mar solo vive en mi imaginación, no tengo cerca un mar de espigas de
trigo que baile al son del viento, no escucho el mar en la caracola del abuelo,
solo el murmullo de los coches de una gran ciudad.
Mi
liberación llega cuando tengo poco más de once años y con esta un tren que poco
a poco va atravesando los túneles del Garraf . Y entre rocas y oberturas el mar
va jugando conmigo al escondite, guiñándome sus ojos llenos de sol,
escupiéndome sorbos de espuma blanca ¡Es tan diferente de como lo había imaginado!
Lo admiro me enamoro pero hay tantos cambios en mi vida que no tengo mucho
tiempo de pensar.
Ante el mar
de Castelldefells me presento asustadiza, el fuerte yo débil apenas soy capaz de mojarme los tobillos, las
olas con su ímpetu me arrastran, yo lo miro con la seguridad de haber
encontrado un amor que durara para siempre.
Con
dieciséis años, de nuevo en Castelldefells, él es rubio de ojos claros, coge
con suavidad una de mis manos y pone un anillo dorado en mi dedo anular, hasta
ese momento no supe que le amaba, mi mejor amigo, mi confidente y a la vez mi
primer amor.
Nos juramos
amor para siempre, entre las rocas de Garraf, este chico moreno de ojos oscuros
ha aparecido en mi vida después de un primer desengaño de amor, él dice
que me ama, yo aún no se lo que siento
por él.
Después
vendrán mis hijas, las escapadas a Sitges y más tarde nuestra cercanía con la
Costa Brava y yo desnuda mostrándole el mar a mi nuevo hijo en Cala Roja cerca
de Begur. Días alegres de verano, escapadas de días y semanas, Mediterraneo,
Cantabrico o Atlantico, siempre el mar.
Y el desamor
y los días de confidencias ante la Playa de Pals y un nuevo chico de ojos
claros y un amor acompasado con música y olor de mar.
Durante
años, desde la muerte del abuelo, aquella caracola inmensa vivió en una
estantería en los sucesivos pisos en los que mi madre vivió, cada vez que
entraba por la puerta corría como aquella niña de tres años la olía y enseguida
la colocaba en mi oído. ¡Como huele a mar!. Nunca supe desde que lugar remoto
pudo llegar una caracola a Membrilla pero tengo claro que es la única caracola
marina manchega que conozco.
Y ahora,
ahora la caracola no parece tan inmensa pero está colocada estratégicamente en
una estantería en mi propia casa, la herencia más hermosa que he podido
recibir. Aun ahora pongo la caracola en mi oído y imagino aquel mar formado por
miles de espigas de trigo de un verde azul tan precioso como el color del mar.
* Más relatos en el blog de Encarni BRISA DE VENUS
Enhorabuena por dejarnos este relato lleno de sentimientos vividos y sensaciones que nos haces llegar , que conjunto tan bonito Mar, Amor y paisaje.
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades por el encuentro.
Bellísima historia que me parece ya haber leído (la habías publicado antes?) además, desde el inicio me he sentido identificada porque también yo lograba percibir el mar escuchando una caracola!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, buen inicio de semana.
Se me ha encogido el corazón, porque me he reconocido en la historia con el abuelo, y sobre todo con la caracola. Yo también tengo una, y la tiene mi hija en su cuarto, piensa que es suya, y dejo que lo piense, jeje.
ResponderEliminarUn beso salado
(Como me hubiera gustado escucharte en directo, y volver a verte)
Me has recordadoun viaje que hice al pueblo de Urueña en plena Mancha y allí existe un lugar "el roto" sobre un trigal, que es exactamente un mar, con sus olas de brisa: ¡una pasada!
ResponderEliminarEs invitable , recuerdo cuando mi oficina tenia un ventanal que daba a un inmenso Trigal. Cuando produce la espiga dicen que el cultivo se para, es decir deja de parecerce a un pasto , y estas espigas hacen olas con el viento y te recuerdan que se acerca el verano , las cervezas y el mar. Muy bonito , un abrazo
ResponderEliminarLa caracola, nexo de unión entre el mar y tu. Alguna vez he arrimado una caracola a mis oidos, pero mi escasa sensibilidad hizo que nunca escuchara el rumor de las olas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
!Un relato encantador, Moli!
ResponderEliminarUna joya inspirada en esos momentos de tu niñez por el mar y con tu abuelo. Leyéndote me has llevado a ese paraíso con tu caracola de mar.
Beso
Que bella forma de comenzar ese amor por el mar. Yo también tarde en verlo pero fue un flejazo total. Aquí en mi tierra disfrutamos de lo q llaman el mar de olivos,una belleza si,pero no es lo mismo.
ResponderEliminarBesos
Que bella forma de comenzar ese amor por el mar. Yo también tarde en verlo pero fue un flejazo total. Aquí en mi tierra disfrutamos de lo q llaman el mar de olivos,una belleza si,pero no es lo mismo.
ResponderEliminarBesos