CINCO
Cinco velas que se apagan con la fuerza de un
soplido, gritos de alegría, aplausos, sonrisas y candor. Lucia salta entusiasmada
ante cada regalo, estira lazos, rompe papeles con la ayuda de papa.
Cinco de mayo, mes cinco. Ana decide que no aguanta
más, cinco años llevando una doble vida es demasiado para ella, no está segura
pero el test de embarazo parece darle la solución. Lentamente va haciendo las
maletas consciente de todo lo que deja atrás, sabe del dolor de Carlos quien últimamente
la mira sin decir nada ¿Por qué el amor es tan voluble y se presenta así sin
avisar?
Cinco años es el promedio de duración de una
relación amorosa. Le ha dicho Javier vinculando su lado más duro a su afición por las estadísticas.
Ya no siento lo mismo, ya sabes como soy no me gusta atarme a nada ni a nadie…..Ana
casi no logra reconocer a aquel que hace apenas un año le pedía que lo dejara
todo, el mismo que le prometía amor eterno, la misma persona que quería construir
una familia junto a ella….
Cinco días con la prueba de embarazo en el cajón de
su mesita, cinco días sin lograr comprender porque a ella y porque justo en
aquel momento, perdida entre miedos y nebulosas decide que ese hijo sin padre nacerá.
Cinco meses de embarazo cuando Carlos le pide que
regrese, el la quiere con un amor casi incondicional, ella no está segura de lo
que siente, solo la niña que crece dentro tiene importancia en esos momentos,
no pasa nada por volverlo a intentar, le dice, Ana lo intenta y todo comienza a
ir bien.
Cinco días antes del cumpleaños de Lucia, caminan
las dos con prisa por el centro de la ciudad. Entre el tumulto de la gente
aparece un rostro conocido. Hola Ana cuanto tiempo, ya veo que estas muy bien,
y ¿esa niña? Supongo que es tu hija ¿no? Aun continuas con Carlos porque hay
que ver como se parece esta niña a su padre. No hay mayor ciego que el que no
quiere ver.
Cinco minutos juntos uno frente a otro y Ana tiene
claro que Lucia es la fotocopia en pequeño de Javier, los mismos rizos negros,
los mismos ojos verdes, la misma nariz, las mismas cejas hasta la misma forma
de sonreír. Carlos es rubio de ojos azules con una piel blanquísima que tiene
que cubrir siempre del sol. Lucia se queja, mama vamos que tengo prisa. Ana
piensa durante cinco segundos, como pude ser tan imbécil como para dejarme
encandilar por este cretino, le despide moviendo ligeramente su mano y se va.
Cinco años, cinco velas encendidas ante un pastel,
unos rizos negros que se juntan con unas rastas rubias, Lucia es la niña más
feliz del mundo cuando está en brazos de papa.
Lo dejó todo por seguir sus emociones, pero fue dejada sin importan sus emociones. Y fue Carlos quien la recibió junto a él. Y quien se convirtió en el padre de Lucía.
ResponderEliminarQue bien contado.
Un abrazo.
Engañarse es lo más fácil del mundo, asumir las consecuencias de ese error es lo difícil, pero se puede siempre que haya amor en donde sostenerse. Un abrazo
ResponderEliminarBuenas noches me has dejado pensando que ciego es aquel que no quiere ver , pero siempre cuando algo no es para ti aparece un ángel que colma con creces lo que creíste perder . Precioso relato , me alegra volver a leerte .
ResponderEliminarUn fuerte abrazo .
Muy bueno , un numero parece frio abstracto pero cuando le agregas tus palabras se llena de significacion y sentimiento
ResponderEliminarLindo relato, sentido y lindo homenaje a los cinco de El Demiurgo 👌.... Saludos 🙋!!
ResponderEliminarLos fuegos fatuos duran poco. Aunque nos cautivan con su esplendor, son efímeros. El amor auténtico se sustenta sobra bases más sólidas y firmes, como el amor de Carlos.
ResponderEliminarUna buena historia articulada en torno al número cinco.
Un fuerte abrazo.
Qué linda historia. A veces sería mejor contar hasta cinco muy lentamente...
ResponderEliminarUn abrazo
Maribel
Me parece entrañable la historia que nos relatas, mi querida MOLI, y muy original me ha parecido porque llevan el número cinco, por cierto, es mi número favorito.
ResponderEliminarBesos enormes, preciosa.
Trascribo lo que ha dicho, Dem, la historia es preciosa y tierna, me ha gustado.
ResponderEliminarUn beso, Molí
Tropezar y levantarse hasta cinco veces pero nunca al lado de un imbécil.
ResponderEliminarUn beso
Los fuegos que tienen llama muy alto suelen ser los que antes se apagan.
ResponderEliminarA veces por suerte, la verdad.
Bella historia a pesar de todas las tragedias que subyacen.
Besos enormes.
Mag
Equivocarse es muy humano, pero las cicatrices son inevitables.
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