EN CADAQUES: SALVADOR Y DALÍ
SALVADOR
Salvador observa su imagen en el espejo del
tocador en la habitación de sus padres, la imagen se muestra irreal dentro de
la mente de un niño de cinco años. Quiere que corra el tiempo, quiere crecer y
escapar del destino de los Salvadores de su casa. Porque el pequeño ser ante
todo quiere vivir, no quiere entrar en la oscura tumba de su hermano.
Le han dicho que él no es el, que hubo otro
Salvador antes que decidió un día morir para volver a nacer. Engendrado en días
de luto todos lo esperan a él al primer Salvador, al hijo prodigo quien siempre
le hará sombra.
Desde que tiene constancia de su ser sabe
que en el ser analizada cada mueca, cada gesto, cada palabra y cada acción,
todos quieren ver la imagen del otro en él y el desea, Dios como lo desea! Ser el
nuevo Salvador, no sentir la presión en su pecho.
Solo la brisa del mar, el canto de las
gaviotas, la barca del viejo pescador y los largos días de verano en Port
LLigat le aportaran aquella paz que un día le robo aquel que decidió morir
nueve meses antes de que el naciera.
DALÍ
El lugar mágico, aparece ante la vista justo
cuando subes la calle que va a la iglesia. Desde que recuerda (si se pueden
llamar recuerdos) Dalí callejea por la cuesta. Su casa está un poco más abajo,
el hogar de los gatos se llama. Dalí es negro con unos enormes bigotes blancos,
alguien mucho tiempo atrás mirando su cara decidió su nombre. El nombre de un
genio, del pintor de lo surreal ha quedado como herencia en un pequeño gato.
Dalí corretea libre como cientos de gatos
sin hogar, solo que alguien en Cadaqués decidió que todos los mininos tenían derecho
a vivir una vida digna en total libertad. Un rincón donde recogerse a comer y
descansar, una casa de paredes blancas donde se refleja el sol acariciando a
los felinos más pequeños. Me acerco a Dalí y le regalo unas caricias al igual
que cada día le regalan los cientos de visitantes de Cadaqués y el me regala
una insinuación de ronroneo, nada que no haya dado a otros antes que a mí.
De la belleza magnifica de este pueblo antes
marinero hay un lugar que no hay que dejar de visitar y este es la casa de los
gatos.
Me encantan los gatos , creo que es un felino libre y amistoso , debe ser al menos curioso que en un pueblo costero tenga una casa para dichos animalitos ..Seguro que Dali es el rey de ellos , con ese nombre no podía ser de otro modo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y mi cariño ..te deseo una feliz semana.
Curioso y apropiado un gato y sus bigotes de nombre Dali y una casita para ellos, como un cuento. Abrazos
ResponderEliminarA veces, las decisiones de los padres no son las más apropiadas y echamos en costal de cemento a espaldas de los hijos. Sabía que mi abuela perdió un hijo y puso el mismo nombre al segundo, cuando me enteré quedé horrorizada, era pequeña, tenía como siete años.
ResponderEliminarUn lugar de historia, con historia de buenos corazones, qué bellísimo sería si todos cuidáramos de los animalitos.
Gracias por sumarte, Molí, me encantó tu publicación, un abrazo
Cada ser es único y especial; no pueden sustituirse…
ResponderEliminarY qué decir de los gatos; convivo con una gatita.
Tomo nota. Si algún día visito ese pueblo, seguro visitaré la casa de los gatos. Y estaría genial ver a Dalí 🐱
Un placer leerte, querida amiga.
Un abrazo, y feliz noche 😘
No me parece adecuado poner el nombre de un niñito difunto a su hermano. Creo que solo hay espacio para un nombre dentro de una familia. Pero, esa es mi opinión.
ResponderEliminarVisité Cadaqués hace varios años y me gustó muchísimo el pueblecito de Dalí. Los gatos... no los recuerdo :( Lástima!
Bss.
Me gusta eso de que los gatos sean libres y pases por las calles sinuosas de ese bello pueblo y me gusta más que tengan un lugar apropiado donde se puedan recoger.
ResponderEliminarLibertad, hasta para las mascotas.
Besos.
Imagino al hermoso gato Dalí, la verdad es que son mi debilidad, yo tengo uno que hace mis días momentos mágicos, en verdad les encanta la libertad, pero también sentirse mimados.
ResponderEliminarUn placer leer tu bonito relato.
Besos enormes.
Que carga pesada la de recibir el nombre de un hermano que no vivió. Pero obviamente, lo sobrellevó con su arte. Dalí ha hecho obras maestras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un detalle de la vida del genio que no sabía hasta que el año pasado fui a ver su documental... tremenda herencia la del nombre en ese caso. Me encantó lo del gato... tal vez una idea para el nombre del próximo.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Moli,
ResponderEliminarQue encanto de relato. Bueno me parece que fue un lindo detalle nombrarle con el mismo nombre a la memoria de su hermano. Me encantan los mininos, y que grato saber que existe este pequeño paraíso que los acoge con cariño.
Abrazo
Un ser especial. Llamarle como al difunto, ser la sombra de unos sueños que no llegaron a abrirse, debió de ser la marca tatuada de su infancia. La hermana no tenía que competir con nadie, pero él sí, con esa sombra. Un ser especial. De sexualidad indefinible, genio entre genio.
ResponderEliminarPrecioso homenaje, con gatos libres por las empinadas cuestas de un pequeño pueblo marinero. Un abrazo y feliz viernes
Cada cual nos aferramos al dolor de una manera diferente. Yo pienso que no es malo llevar el nombre de, todos, en cierto modo lo llevamos, solo que una veces pesa más y otras menos. No todo es una maldición, en ocasiones, es la forma de vivir dos vidas sin ser conscientes de ello.
ResponderEliminarTu texto tiene una oscuridad y magia que me ha tocado. Te lo digo en serio.
Un beso enorme, Inma.