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martes, 22 de octubre de 2019
DE BUENOS Y MALOS (DEDICADO A SILVIA)
Hace días que decidí dejar de dar explicaciones y de actuar de acuerdo con mi corazón y con la libertad de mi mente. Así durante unos días y en respeto a mis amigos amarillos (que conste que en mi caso esta definición la hago con todo el cariño ya que mi color preferido es el amarillo del sol) pues como decía y en son de paz, cuando se estaban moviendo aguas turbulentas decidí no decir nada y limitarme a poner fotos de gatitos, era una forma de no incordiar, de intentar de mantenerme al margen en un conflicto que me toda de demasiado cerca y en el que tengo bastante clara mi posición.
Poco después me di cuenta que la intolerancia pulula por doquier y que mis inocentes gatitos pasaban a ser símbolo de fascismo y no sé cuántas cosas más, en ese momento me di cuenta que hiciera lo que hiciera ya estaba sentenciada, no estaba compartiendo post de lamentaciones, clamores a la injusticia ni mucho menos noticias manipuladas de uno u otro lado y eso parece que jode y muchísimo.
Cuando te defines como ácrata o cualquier otra forma de pensamiento se producen dos fenómenos: unos que te tachas de reduccionista por obrar de acuerdo a tu coherencia, otros que no comprenden que no estés clamando por la bandera tricolor. Que quede claro soy ácrata y pacifista, esto último también viene en mis genes. Mi abuelo anarquista quien lucho y trabajo en la fundación de escuelas racionalistas en su pequeño pueblo también fue tachado de traidor por no avenirse a las exigencias de los más exaltados que tiraban rápido de cuchillos y pistolas. Así fue como mi abuelo y su familia acabo en Córdoba después de que una noche algunos de los suyos le pusieran una pistola en la sien. Podría de contar bastaste historias de este tipo, de eso que los muy puristas denominan traición, solo sé que yo crecí junto a un abuelo anarquista, pacífico y que el primer libro que puso en mis manos, cuando vio que yo estaba recorriendo un camino similar al suyo, fue una novela donde predominaba la concordia. Puede que gracias a mi abuelo quien siempre vivió y actuó según su ideario anarquista yo sea así.
Cuando años más tarde, yo tuve a mis hijos, fue una época en la que estuve un poco radicalizada, corrían malos tiempos en aquella lucha por esa especie de democracia que se instauró. Para acabarlo de arreglar mi mejor amiga fue detenida y torturada por sus ideas políticas (diferentes a las que estaban naciendo en mi) y mi lucha paso a ser su lucha ya que para mí el sentido de la amistad lo puede todo. En esos días oscuros en los que fui estrechamente controlada por policías sociales, en los que vivía con el teléfono intervenido y con micrófonos en casa. A veces una idea se cruzaba por mi mente cuando miraba a mis hijas aún demasiado pequeñas ¿Qué harías si encima de todo esto una de tus hijas acaba siendo policía? Policía un esbirro del estado lo peor de lo peor, la respuesta en esos instantes parecía clara: reniego de ella. Porque por aquellos años en los que mi hija mayor jugaba vestida de militar, con gorra con estrella roja y una ametralladora de plástico, esos años digo, en los que me sentía orgullosa de que a mi niña la llamaran la “Chevita” el terror policial no me dejaba vivir.
Después pasaron muchas cosas entre amigos progres, comunistas, independentistas y el colegio progre, activo y comunista al que asistían mis hijas. Cosas que me demostraron que cuando acabas siendo uno más entre los nadies la solidaridad viene del lugar menos pensado. Así cuando poco o nada teníamos para comer era la familia la que pringaba y Caritas, porque los otros los muy rojos o negros tenían cosas más importantes que hacer.
Al final huyendo de todo aquello acabe en Banyoles buscando algo de paz y intentando adaptarme a unas formas de hacer y unas costumbres que si más no me chocaban ya que aquí el termino de patrón y amo al que te subyugas y respetas era la cosa más normal.
Decir que mi odio exacerbado hacia la policía fuera esta del cuerpo que fuera seguía ahí. Tengo que decir que una de las ventajas con las que cuento es mi curiosidad constante y una empatía que con el paso de los años me ha ido llevando a husmear en el corazón de las personas. También he ido aprendiendo que el odio y el rencor campan por doquier sea la persona del color que sea, así es como se ha ido conformando mi vida. No todo es gris o negro, todo tiene matices, lo comencé a sentir una noche perdida en una carretera después de un accidente cuando los causantes (niños independentistas, por cierto) se enfrentaban al guardia civil que me estaba socorriendo. Esa fue la primera vez que sentí que si me moría tenía que hacerlo en catalán. Justo en ese momento y lugar supe cual tenía que ser mi sitio, al menos por segundos lo tuve claro.
Años después, el hermano de alguien muuuuuy cercano a mi ingreso en los mozos de escuadra. Está persona de acuerdo a sus creencias inamovibles rompió las relaciones con un hermano pequeño a quien él había criado entre otras cosas. Me costó entenderlo, pero entonces mi convencimiento de que si alguno de mis hijos decidía hacerse policía no me quedaba otra que respetar su decisión ¿o acaso la coherencia anarquista no comienza con el respeto? Yo que he educado a mis hij@s con plena libertad de pensamiento quien soy yo para imponer, puedo dar mi opinión pero mi amor hacia ell@s no admite moneda de cambio.
Cuando entre por primera vez en la facultad de Derecho para estudiar Criminologia no tenía muy claro lo que me esperaba. Años antes había estudiado Educación Social y los pocos policías que asistían a las clases tenían que intentar pasar desapercibidos porque si se sabía eran apartados cual apestados. Pero estudiar Criminologia es otra cosa, tus compañeros de clase vienen en la mayoría de los casos de todo lo vinculado a la ley: policías nacionales, mozos de escuadra, abogados, fiscales, psicólogos, educadores sociales, funcionarios de prisiones….. He de decir que con este “arsenal” las clases eran mucho más interesantes, que era enriquecedor poder debatir y compartir y lo mejor de todo es que una vez cruzabas la puerta del aula muchos uniformes quedaban del otro lado. Decir también que, a la hora de trabajar, compartir apuntes y otros menesteres tuve más problemas con mis colegas educadores sociales que con aquellos a quien antes había denominado mis enemigos.
No hay nada como mirarte en la mirada de otro para comprender……Y si soy consciente y sé que los policías antidisturbios son entrenados para machacar a los manifestantes. Sé que incluso les ponen una música bestial que les incita a la violencia. Sé que a una gran parte de la policía les han inculcado eso de que el mundo se divide en buenos y malos. Ellos pueden ser reduccionistas, pero yo como ácrata y criminóloga no puedo permitirlo.
Hoy podría abstenerme de darte explicaciones, pero en estos últimos días en los que he estado haciendo limpieza en mi muro, tú me dijiste que no querías salir de el, que antes lo habláramos. Yo te estoy dando mis razones y una imagen (para mí que soy coleccionista de imágenes felices) no tendría que separarnos. Hay polis buenos y polis malos, de la misma forma que hay anarquistas buenos y malos porque eso va más allá, está en la esencia de la persona. En un año han pasado demasiadas cosas cerca de mí y no quiero seguir repitiendo vidas para poder aprenderlas. Una de mis hijas estuvo a punto de morir en manos de su pareja que la maltrataba, nadie la escuchaba, nadie fuera de la ideología que fuera. Solo un simple mozo de escuadra de mi población dejo hasta su número de teléfono particular en nuestras manos, gracias a él aún está viva. Lo mismo te diría del mozo de escuadra que hace un año evito que yo me suicidará cuando parecía que no me quedaba otra que vivir en la calle. En esos instantes solo las y unas personas de ideología muy de derechas perteneciente a un grupo de no independentistas velaron por mí en un último grito de atención. No hubo anarquistas, ni amarillos a quien les importara mi situación. Bueno a mi familia sí, pero es que mi familia es una extensión de mi con quien por suerte hago piña.
Siento que te moleste la foto de un instante robado, la imagen de una cara alegre que recibe el reconocimiento de una niña. Prefiero compartir este tipo de fotos antes que otras con rostros de odió y de sangre. Yo soy así, la violencia solo genera violencia. Si de verdad tenemos el don de la inteligencia hay otras formas de luchar. Besos amiga.
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Yo creo que de intolerancia en este asunto, pecamos un poquito todos, otros un cacho...
ResponderEliminarLa imagen me aporta paz, tranquilidad, es hermosa.
Estoy contigo y con la imagen.
Besos Moli.
Te leo y saco una sola, definitiva y precisa conclusión: tu larga y parece, por lo poco que te conozco, que sufrida experiencia vital, no ha podido contigo y nos demuestra que eres una excelente persona. Y los buenos están siempre por encima de los sin razón y los violentos.
ResponderEliminarMe alegro de que seas así, paisana.
Un beso.
Creo que has dejado claro tu postura y eso es de agradecer por tu coherencia y tu ideas ..algo que debemos tener todos en cuenta es que debemos tener más tolerancia y eso cuesta pero merece la pena ..
ResponderEliminarGracias amiga por dejarnos siempre un trocito de ti ..Un fuerte abrazo y feliz noche.
Simplemente de dejo un abrazo para que lo uses cuando te sientas incomprendida. ¡¡ABRAZO!!
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