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jueves, 11 de junio de 2020

LA BOTICA DE DON ÁNGEL

CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 11 DE JUNIO, LA AMIGA DOROTEA DESDE SU BLOG LAZOS Y RAICES NOS INVITA A ESCRIBIR SOBRE BOTICAS....




LA BOTICA DE DON ÁNGEL

Las pocas veces que atravesábamos la puerta, mi mirada se clavaba en el bote de los caramelos, los colores vivos de unas golosinas las cuales parecían desubicadas entre ungüentos, supositorios y pastillas. Los dulces; caramelos y bolitas eran el premio deseado cuando no conocías su finalidad, porque cuando la mano de don Ángel se extendía poniendo en mi pequeña mano una de aquellas delicias para mí ya estaba claro que en los días siguientes vendría el practicante a casa con su sucesiva tanda de pinchazos.

Desde mi casa en la calle Ancha hasta la casa de mis abuelos en la calle Troya era casi imprescindible pasar de refilón por la esquina de la botica. Esta ocupaba la parte baja de una casa señorial ya que don Ángel aparte de farmacéutico era el alcalde del pueblo y uno de los hombres más ricos.
Supongo que mi familia más dada desde siempre a los tratamientos naturales, acudían a la botica solo cuando no había más remedio y más teniendo en cuenta que los tintes franquistas de don Ángel, lo convertían en el enemigo.

Para mí, pequeña diablilla que no se paraba ante nada don Ángel, su familia y la botica eran uno de las pocas cosas que respetaba. Vamos que nunca me hubiera atrevido a pelearme con ninguno de los dos tres hijos del farmacéutico, entre otras cosas porque eran difíciles de ver. Raramente los dejaban salir de casa y mucho menos jugar con los muchachos y muchachas del pueblo, durante la semana permanecían internos en un colegio para niños ricos de la capital.

Uno de aquellos días de verano, en los que la chiquillería jugaba cerca de la botica, me fijé que en el poyete de entrada de la casa rica estaba sentado uno de los hijos del alcalde. En niño, vestido pulcramente con chaqueta y corbata se mantenía al margen de los juegos infantiles y aunque los otros niños, le invitaban y lo provocaban con sus juegos, él se mantenía  inmóvil e impasible cosa que a mí con solo siete años me produjo una gran pena.

Mi observación casi diaria del ir y venir de los ricos del pueblo y de sus criados, me hacía sentirme feliz y contenta con la familia que me había tocado. Poco me importaban las bicicletas relucientes o las muñecas habladoras de esos niños que parecían sacar los juguetes como una forma de ostentación ya que tenían prohibido jugar con los otros niños.

Y ahora cuando remuevo los recuerdos de aquella botica llena de cosas extrañas, solo hay una imagen que aún me atrae por la intensidad de sus colores: el gran bote de vidrio lleno de caramelos y bolitas.


15 comentarios:

  1. La memoria es selectiva pero has conseguido llenarme de ternura.
    Felicidades :)

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  2. La mayoría de las veces la memoria se queda con aquello que en un momento preciso de nuestra existencia era importante para nosotros...y justo en ése momento los caramelos eran lo mas importante...envidio aquellos tiempos sin mas preocupación...
    Un besazo

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  3. Un relato muy tierno, lleno de remembranzas a los tiempos de la niñez. !Qué pena que los niños de Don Ángel no jugaran!.

    Besos

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  4. Maravillosas descripciones. He paseado por esa calle y he visto claramente ese tarro de cristal.

    Un abrazo.

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  5. El que escribe, solía tener frecuentes accesos de tos, con el fin de que me compraron caramelos de malvavisco en la farmacia de Palacios.
    Besos.

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  6. Qué bien describes los detalles de aquella familia con las ventajas y las penas de los ricos. Y el bote de caramelos brilla con una luz misteriosa... Gracias por participar y un gran abrazo

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  7. Mágica es imágen en la infancia. Bonito relato que nos trae lindos recuerdos a muchos.
    Un saludo

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  8. La imagen de ese recuerdo es lo mejor de esa botica, el bote de caramelos ...,has dicho algo importante para ser feliz no se necesita dinero sino imaginación e ilusiones ..Un bonito relato repleto de ternura y lindos recuerdos ..Un abrazo Moli.

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  9. Impecable tu descripción del ambiente y los personajes, Moli, transportas al lector con facilidad hasta donde quieres. Un abrazo

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  10. Me llevaste contigo a aquellos recuerdos, tu memoria seleccionó el mejor de los recuerdos
    Abrazo

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  11. Antes cuando las farmacias, como todo, estaban más humanizadas, esos tarros de caramelos eran frecuentes para regocijo de los niñxs que acompañaban a su madre a comprar medicinas, me imagino que era lago para atraerlos y empatizar con la figura del farmaceútico.
    Un beso

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  12. Qué forma más tierna de vivir la historia, ese tacto humano, la ingenuidad...
    Y todo en un tarro de caramelos... mágico.
    Preciosa historia con reminiscencias infantiles.
    Un beso muy grande.

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  13. Interesante el aporte nostálgico a este jueves.
    Un abrazo.

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  14. Muy dulce en tiempos horribles. Ese bote con caramelos, como una entelequias en tiempos de miseria y orfandades a porrillo.

    Muy bueno, me ha encantado, la verdad. Un abrazo y feliz finde.

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  15. A mi los caramelos de farmacia no me gustaban de pequeña porque "picaban" a la lengua. Será que si pillaba alguno, era de menta y con poco azúcar. Así que yo no guardo grato recuerdo de esos caramelos.
    Y si, se solía dar que los farmacéuticos en aquella época fueran "afines" al régimen.

    Bss.

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