CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 4 DE JUNIO, LA AMIGA MONTSE DESDE SU BLOG LA BITÁCORA DEL MAR, NOS INVITA A ESCRIBIR A NUESTRO LIBRE ALBEDRÍO
CARNAVAL
Beatrice se mira en el
espejo, en la belleza de su rostro languidecen unos ojos dibujados por amplias
ojeras a su alrededor. Nunca hasta el día en que salió de casa su piel se
mostró tan blanca, de una hermosura que superaba la perfección. Ventajas de la
cuarentena, pensó, lástima que la máscara que cubría su rostro solo permitiera
insinuar tal divinidad.
Sabe que ahora viene el trabajo duro, lleva días preparándose para ello. La
noche anterior, lavo su cuerpo concienzudamente, restregó con fuerza hasta el
rincón más recóndito. En días como hoy solo le queda esperar, en
cuestión de minutos comenzará la danza macabra y será un sin parar. Se coloca
con cuidado la ropa interior: las calzas
largas, las camisas que metería concienzudamente dentro del pantalón, no deja ni un centímetro sin cubrir. No permitirá que una brizna del aire putrefacto de la ciudad toque su cuerpo.
Beatrice fue educada como
la mayoría de las jóvenes venecianas de buena posición, para gozar de los placeres carnales. Un
año de matrimonio concertado con un hombre treinta años mayor le concedía la
libertad de disfrutar de su cuerpo. La joven casada era más apetecible, más
deseable por los jóvenes quienes después podían presumir de haber colocado los
cuernos a otro hombre.
Es una ironía que le llamen doctor justo ahora cuando no hay ningún doctor
oficial que quiera realizar su trabajo. Se coloca las botas atándolas con
precisión dejando los calzones bien dentro de ellas.
El carnaval da una tregua
a la infidelidad, la máscara permite pasar desapercibida, solo la apartará
levemente de su cara en los momentos de galanteo. Son días con sus noches en
los que todo se vale en las artes amatorias. Beatrice goza de un placer que no
tiene final: comida y bebida sin tesón y sexo desbordado dentro de una orgía.
Se coloca el largo abrigo impregnado de cera aromatizada con cientos de
plantas, enfunda sus manos en los guantes. Al otro lado del gran canal ya se
han producido los primeros casos. Se coloca los anteojos de cristal grueso y el
sombrero. Como toque final ata tras su cabeza el gran pico lleno de la
mezcla de 55 hierbas protectoras. El olor dulzón y ocre de las calles que
bordean los canales le recuerda que se avanzan los trabajos de desinfección.
La máscara descansa sobre
la cama, el carnaval llegó a su fin y ahora toca reclusión. Beatrice vivirá los
próximos días del recuerdo del gozo acumulado, pero ahora su cuerpo pide
descanso. Se estira al lado de la máscara y enseguida entra en un sueño
reparador.
Il dottore della morte trabaja sin tregua, cuando ya pensaba que era un mal recuerdo la peste ha vuelto a brotar con mucha más virulencia.
--Malditos carnavales—dice
para sus adentros.
Mientras miles de ratas se dan un festín con
los restos del carnaval veneciano.
Que historia nos has contado, después de dar placer a ese cuerpo, la peste hace de nuevo presencia, tal como lo has dicho imagino esas ratas por los canales de Venecia uinsss ..Tremendo relato.
ResponderEliminarGracias Moli siempre es un placer leerte.
Oh! las venecianas son como las geishas o así lo he percibido. Un relato increíble, bueno ya no, pero sorprende lo has traído hasta nuestra actualidad y el resultado es brillante. Abrazucos
ResponderEliminarSalir a la calle en tiempos de peste, y además mezclarse en orgías desenfrenadas, es jugar a la ruleta rusa. Pero, si puede más la lujuria que el buen juicio, habrá que asumir las consecuencias...
ResponderEliminarGracias por participar.
Bss.
Debieron ser terribles aquellos tiempos aunque claramente el paralelismo con la actualidad puede leerse. En ese carnaval del desenfreno se buscaba un escape ante el encierro, pero bien podía ser Una entrada para la tenida peste. Nada es ni fue gratis nunca ☺ un abrazo
ResponderEliminarUn tema muy actual. Grandes fiestas, los carnavales, en la forma acorde a su época, pueden favorecer las epidemias.
ResponderEliminarEn algunos aspectos, parece que la humanidad insiste en los mismos errores.
Macabro el festín de las ratas.
Bien contado.
Un abrazo.
Son tiempos que siempre han despertado mi curiosidad... grandes fiestas, grandes carnavales y grandes excesos que trajeron de vuelta a la peste...esperemos no sea un anticipo a la actualidad.
ResponderEliminarUn beso
Nos has presentado un pasaje histórico en un contexto lleno de realidad que la actualidad ha dejado en pañales, quizás porque ahora los protagonistas somos nosotros.
ResponderEliminarMuy bien traída la historia, te felicito, a mí me has hecho incluso oler los canales venecianos.
Un abrazo
Ese es el origen de lo que ahora decimos una máscara tradicional de carnaval, la del pico, cuando era, como dices en la historia, una forma de protegerse del redor de la muerte.
ResponderEliminarComo una doble vida. La fácil, la de los placeres. La dura, la de cara a cara con la muerte.
Me ha encantado esa dicotomía y cómo la has desarrollado. Además, una mujer en aquel tiempo...sí, debía vestirse de hombre y no hablar mucho. Así pasaba.
Un beso enorme.
Parece que todo se repite, volvemos a las andadas, qué cosas.
ResponderEliminarMuy buena tu aportación.
Un beso enorme.
ResponderEliminarUfff duro relato.
Reflejo de nuestros días, de exceso y demasiada cercanía alocada con fiestas y reuniones.
cuidémonos..
beso signorina
S
Duros tiempos aquellos, paralelo a los actuales
ResponderEliminarAbrazo
Me encanta haber descubierto tu rincón y me quedo encantada en él. Estaré leyéndote y comentando siempre que pueda. De verdad que he visto a tu Beatrice y la Venecia de esa época en cada una de tus frases. Excelente narración. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo.
Estupendo relato. Crudo, siniestro. Carnaval-vida/muerte.
ResponderEliminarY cuantos doctores de la muerte morirían contagiados a
pesar de las 55 hierbas en ese pico y las precauciones.
De hecho a tu protagonista ya la veo en la morgue judicial.
Besotes
La peste, qué bueno recordar el origen de esas máscaras venecianas de pico. Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato muy acorde con los que estamos sufriendo. Ojalá pase pronto todo y volvamos a nuestras rutinas. Un bsote
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