CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 16 DE SEPTIEMBRE, ESTA SEMANA LA AMIGA MONICA DESDE SU BLOG NEOGEMINIS, NOS INVITA A ESCRIBIR SOBRE:
Creo que la gran mayoría de los que escribimos, algunas veces nos dejamos
llevar por la improvisación del momento, el argumento de mi relato de hoy me
vino que ni pintado, haciendo simplemente lo que muchas veces hago: limitarme a
escuchar alguna conversación que me llega alrededor….
Martes 14 de septiembre 11,22 horas en la playa de la Escala
(Costa Brava)
--Pues mira, al final estoy aplicando la terapia que me
recomendaste…
--¿Y?
--Me paso días paseando por la arena y recogiendo conchas y
piedrecitas de colores….
-- Es que son preciosas, yo tengo una botella llena…
Paro de hacer mis ejercicios en el agua e intento ir más
allá de la conversación. Ahora necesito observarlas… frente a mí, dos mujeres que
superan los cincuenta, ambas con cabello corto y gris, bueno puede que una lo tuviera
gris y la otra rubio… no sé porque mi oído trabaja con mayor ahincó que mi
vista….
--Yo las voy poniendo en cajitas, tengo ya casi tres llenas…
--Lástima que ahora casi no se encuentren conchitas, parece que
se han evaporado, son difíciles de encontrar…
--Ya lo sé, pero yo ya llevo un tiempo recogiendo trocitos
de conchitas y piedrecitas blancas, si las pones en un jarrón trasparente,
queda precioso en un centro de mesa…
Me voy perdiendo en la conversación, mientras pienso en mí,
en mi afán de juventud, de recoger conchas y piedras raras en todas las playas que visitaba.
En los regalos del mar que me hacían mis hijos y más tarde mis nietos… Y pienso
también en el día en que fui consciente de lo efímero de aquellos tesoros que
yo guardo en un pequeño cofre. Fue el día que vislumbré que en nuestras playas manipuladas
una y mil veces, raramente se ven conchas o piedras mágicas.
Y ¿Quién soy yo para juzgar? Pienso, mientras observo a las
de la terapia de las piedras, algún día llegarán a ser conscientes y sus ojos verán
como yo el vacío en la arena. Y es que ya llevo un tiempo, retornándole al mar
los tesoros que le tome prestados, aunque el cofre permanece aún medio lleno.
Poco a poco me digo… porque ahora cada conchita, caracolillo o piedra me
producen mucha más emoción cuando voy buscando un rincón en la arena para
esconderlos. Bueno la historia no iba a ir por aquí, pero es que hoy me ha picado
la musa de la improvisación….
Sii! a mí también me gusta más juntar caracoles que guardarlos luego sin volver a mirarlos por mucho tiempo... de ahí que antes de volver a casa, acabe por devolverle al mar y a la playa sus tesoros. Me alegro que te hayas sumado con auténtica improvisación a nuestro encuentro juevero de esta semana, Moli. Un abrazo grande y muchas gracias!
ResponderEliminarPues la musa de tu improvisación te ha ofrecido esa frescura que da gusto leer. En la juventud queremos acaparar todo, algo así como una manera de retener ese presente que inmediatamente se convierte en pasado. Con el paso de los años , la vida se contempla desde otra perspectiva...
ResponderEliminarBravooo...
Un abrazo y feliz noche.
Hoy el texto es fresco y natural, quien No ha guardado alguna vez o coleccionado conchas y piedras que para nosotros tenían magia.
ResponderEliminarMe gusta que lo que es del mar vuelva a él . Un beso y muy feliz semana.
todos recolectamos con avidez las maravillas que el mar devuelve en las playas, sean piedrecitas o conchas de moluscos. Desde el albor de la civilización las conchas fueron no solo cuentas de collar para adornar, si no que fueron moneda de cambio en mucho pueblos. Bonita y sentida entrada. Un abrazo
ResponderEliminarAunque la playa ya no es lo que era, me parece conmovedor eso de devolverle al mar, lo que anteriormente expulsó.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bueno.Eso es improvisar aprovechando las circunstancias y de paso traer recuerdos que devuelven al mar lo que es suyo y que tantas veces le hemos "robado". Lo peor, lo maltrecho que lo hemos ido dejando, no por los tesoros coleccionados, si no por las basuras y contaminación con las que que le hemos obsequiado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me inclino por lo que haces tú "Y es que ya llevo un tiempo, retornándole al mar los tesoros que le tome prestados", es tiernísimo.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Molí porque me has dado la idea de devolverle al mar las con has mis nietos, mis hijas y yo, un día recogimos.
ResponderEliminarAdemás de ser instructivo, me gustó tu relato.
A mi, igual que a mujerdenehro, también fue esa frase la que más me impactó.
ResponderEliminarEstaría bien revisar los sitios donde las dejas, a ver si siguen en la naturaleza, o ya forman parte de otra colección.
Besoss inmma
glad to read .... love ocean and beach.
ResponderEliminarhave a wonderful day
Estoy de acuerdo en que es una buena terapia esa la de recoger conchas y piedras de colores. A mi me cuesta retrornale al mar lo que me ha regalado. Es como si a cielo, quisiera devolverle cada estrella.
ResponderEliminarBesotes, Inma.
Bravo, recoger conchas y piedrecitas de colores en la playa y después devolverlas no solo es bueno, sino lo adecuado. Yo he conocido playas que pasear por ellas era maravilloso, se disfrutaba más y mejor en ellas... Ya no es así. Las musas te han traido una estupenda inspiración para regalarnos una improvisación tan buena como bonita.
ResponderEliminarMe gustó leerte.
Un beso.
Como terapia me parece genial, piensa que, al agacharse, se hace ejercicio, así que, muy buena idea.
ResponderEliminarUn abrazo
De que forma tan sencilla y bien narrada explicas como, las conversaciones de otros, te inspiran. El arte de escuchar es basico para improvisar. Tu lo has hecho real en este relato. Felicidades, Moli.
ResponderEliminarPD: Yo también recojo conchas y piedras pero, jamas se me ocurrió que fuera una terapia. Me lo apunto.
A mi también me gusta recogen piedras y conchas para después de observarlas, devolverlas a la orilla del mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me conformo con pasear con los pies en el mar y coger alguna suelta que me llame a atención.
ResponderEliminarun placer leerte
Besos