CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 22 de diciembre, esta semana la amiga Diva de Noche desde su blog DIVAGACIONES NOCTURNAS nos invita a escribir sobre : EL FINAL DE LOS HOMBRES

 

EL ÚLTIMO

Debió ser un error ya que todas las mujeres del clan tenían clara la destrucción total y masiva de espermatozoides XY y que antes de aquella III guerra en la que solo sobrevivieron grupos de mujeres con sus hijas la cantidad entre hombres y mujeres había sido bastante equitativa. Solo al cerebro de los hombres se les podía ocurrir crear misiles especiales en liquidar a seres del sexo masculino. Pero como en casi todo se les fue de las manos y la matanza de hombres y bastantes mujeres fue atroz. Las leyes posteriores, impuestas por el nuevo orden lo dejó claro. Había suficiente reservorio de esperma y embriones congelados, solo quedó hacer una selección que no dejaba posibilidad alguna. Los hombres prohibidos por ley natural, para en un futuro evitar males mayores.

Y así fue en los siguientes cincuenta años, al macho solo se le conocía por imágenes las cuales estaban prohibidas sobre todo como medio de excitación sexual. El sexo pasó a ser parte de una sexualidad solitaria y solo algunas privilegiadas cuyos cuerpos cumplían con unos cánones estrictos y saludables eran las encargadas de gestar y de parir de una forma inocua e indolora hijas creadas en laboratorios.

Las mujeres se dividían por clanes, se cuidaban y se protegían entre ellas, por eso fue de lo más extraño el nacimiento de aquel extraño ser. La lejanía del ente gobernante de aquel pequeño clan, sumado al desconocimiento de la fisiología masculina, permitieron a aquel pequeño crecer como una extraña niña. Años más tarde, el descubrimiento sexual entre sus congéneres adolescentes pasó de aquel onanismo cultivado a la exacerbación total de los sentidos. El ahora muchacho se encontró sin comerlo ni beberlo como el auténtico amo de un harén. Y en aquel lugar recóndito siguieron naciendo niños de forma natural porque la naturaleza seguía su curso. Fueron los frutos prohibidos cotizados, mujeres que no se sabían hombres y cuyos atributos fálicos eran deseados en el sexo y en el amor,  como unos de los mayores regalos que las mujeres de las generaciones venideras llegaron a disfrutar.