ELS AVIS VELLETS (LOS ABUELOS VIEJECITOS)
Pensaba estos días en los abuelos, los más abuelos de todos: los bisabuelos. Algunos niños de la generación de mis nietos han tenido lo gran suerte de vivir de cerca con tres generaciones: sus padres, sus abuelos y "els avís vellets" como les llaman por Cataluña. Son esos abuelos que despiertan una ternura especial, aquellos que saben los niños que han de ser cuidados.
Mis padres llegaron a ser bisabuelos, mi nieto mayor pudo disfrutar de ellos, bueno mi madre bastante más. Cuando años después de morir mi padre, mi madre se vino a vivir a Banyoles, pocos meses después nació Ona mi nieta mayor. La imagen de mi madre con el bebe, es uno de los recuerdos más dulces que conservo.
- Que no sabré cogerla -me decía- que ya no me acuerdo...
Pero la niña captaba la tranquilidad en los brazos de su bisabuela y se dormía plácidamente. Ona y su hermano también pudieron disfrutar durante un tiempo de sus otros "avís vellets", los abuelos de su padre. Me encantaba la entonación de Unai cuando hablaba de ellos, lo decía así sin más, con una dulzura inmensa, sabia agradecer el milagro de haber podido conocerlos.
Yo fui de aquella generación en que la mayoría de abuelos morían a una edad que hoy consideraríamos " jóvenes", imposible conocer a todos los abuelos, menos aún bisabuelos. Mis hijas llegaron a conocer a uno de mis abuelos, privilegiadas de conocer un bis. Y ahora que la maternidad es más tardía, se hace imposible conocer los bis la mayoría de abuelos superan los 70 (yo fui abuela a los 41).
Y estos días pienso que estamos perdiendo a muchos "avís vellets" aquellos que tienen la capacidad de despertar la ternura de los niños, porque no han perdido la capacidad de soñar como ellos. El cansancio de unos se une a la energía vital de los pequeños creando nexos de complicidad. Es esta unión, esta simbiosis la que creo que desconocen en los países del norte, los de la Europa de los estados del bienestar. Ahora, más que nunca estoy comprendiendo que esos países que parecía que cubrían de todo lo necesario a sus ancianos descargando del peso en las familias, los metían en urnas de cristal sin más compañía que ellos mismos. Son los países que ahora nos critican por querer salvar a nuestros ancianos, por tenerlos en igualdad de derechos ante un respirador. Y es que por suerte en los países del sur aún no se ha perdido del todo el amor y el respeto por los mayores. Y si no preguntemos a los más pequeños. Se que en nuestro país, al igual que en Italia muchas sonrisas infantiles quedaran truncadas porque el abu, el bis o el "avi vellet" dejará de ser su cómplice. Alguien de quien aprender que a la vida no venimos solo a recibir sino también a dar.
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