La amiga LUCIA desde su bloc SINTIENDO LA PIEL nos convoca este jueves para que pasemos una noche solos y encerrados en un museo, así que allá vamos....
UNA NOCHE A SOLAS EN LA ESTACIÓN FANTASMA
Eso de ser tan despistada a veces me juega alguna que
otra mala pasada. Llevaba unos días en Madrid cuando cayó en mis manos un
pequeño folleto lleno de imágenes evocadoras: ANDEN-0 Antigua Estación de
Chamberí, una de aquellas cosas que no suelen recomendar las guías de viaje,
busqué los horarios del supuesto museo y vi que solo era posible visitarlo cuatro
días durante la semana, realmente tenía pocas oportunidades como aquella, era
un viernes por la tarde y justo ese día estaba abierto hasta las siete, así que
sin dudar un instante cogí el metro hasta la estación de Iglesia y lo busque cosa que no fue tarea fácil.
Pocos paseantes conocen el misterio que queda enterrado bajo sus pies cuando
pasean cerca de la Plaza de Chamberí.
Después de una pequeña espera cogí al ascensor y descendí
a la estación fantasma, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido desde
los años 60. Recorrí pasillos, baje al andén y como me supo a poco me escabullí
saltando una señal de prohibición, quería ir al otro lado del andén, allí donde
sientes pasar el metro que a toda velocidad dejando como un huracán clavado en
tu rostro. Encontré una puerta cerrada y la abrí, en la oscuridad pude ver objetos ahora obsoletos:
cajas registradoras antiguas con sus tiques, sillas antiguas, hierros barandas…..todo
lo inimaginable. Estaba tan absorta con mi investigación que no escuche el
aviso de salida, es lo normal que suele sucedernos a las personas despistadas.
Cuando cansada de husmear salí de aquel lugar, me extraño tanta quietud y que de
golpe quedara todo oscuro, era esta tan intensa que fui incapaz de seguir los
pasillos, estaba tan asustada que solo fui capaz de ir palpado las paredes
hasta allá donde sentí el estruendo del metro. Si por fin estaba ante el andén
sin protección, por fin podría sentir bien cerquita la velocidad y el
traquetreo de los vagones ya que tenía toda la noche por delante…..
Durante horas acabe agotada de dar vueltas hacia arriba y
hacia abajo en el andén, apretándome contra la pared cada vez que sentía un metro
pasar, en ese instante un estrepito continuo ensordecía mis oídos los cuales
apretaba con mis manos. No sé a qué velocidad corre el metro cuando circula a
su mayor velocidad pero aseguraría que hay huracanes que corren menos.
Y por fin el silencio en la oscuridad, solo unas pequeñas
lucecitas en cuatro puntos del andén y junto el silencio el miedo para aquellos
que creemos en los fantasmas…..yo sentada en el suelo, encogida, sintiendo casi
el rechinar de mis dientes……y entonces la vi….
Vi aquella niña de solo nueve años que subía por primera
vez al metro en la estación de Cuatro Caminos, la inseguridad con la que bajaba
aquellos cientos de escalones. Desde la estación fantasma, vi pasar aquel metro
y vi su naricita pegada en la ventanilla, vi también sus ojos asustados que
quieren apartar la mirada y la vi pasar una y otra vez apretando cada vez más
su cara y mirando curiosa hacia aquel anden oscuro y misterioso.
Y entonces sentí….sentí el crujido de los escalones de
madera que subían hacia la buhardilla de mis tíos en la calle Bravo Murillo,
sentí….el sonido infernal de los coches que no cesaban de circular. Sentí aquel
Madrid de finales de los 60 que me alejo del oasis de mi infancia en un pequeño
pueblo manchego, sentí, aquel traquetreo del metro que me llevaba de forma
inexorable al hospital. Y en medio de todos los miedos, estaba ella, la
estación fantasma, oscura, inamovible, imagenes congeladas de otros tiempos. Y
yo apretando mi nariz contra la ventanilla y sintiendo como un escalofrió
atravesaba todo mi cuerpo.
Un ráfaga intensa de luz me hizo salir de mi ensueño,
mire el reloj y vi que ya era de día, disimuladamente salí medio escondida por
las escaleras. A nadie explique mi aventura, ¿para qué?, muchas veces es
precioso revivir los sueños de la infancia, otras es sanador poder revivir lo
que creemos pesadillas.
· * La estación de Chamberí formaba parte de la
primera línea de metro de Madrid que enlazaba esta estación con la de Tetuán.
Esta línea fue inaugurada por Alfonso XII el año 1919. En los años de la guerra
civil, esta estación como muchas otras de la ciudad fue utilizada como refugio antiaéreo.
En los años 60, años de mayor flujo de viajeros, se decide alargar las
estaciones para que estas den cabida a trenes con un mayor número de vagones,
ante la imposibilidad técnica de ampliar la estación de Chamberí, por su
situación en curva, esta es cerrada en el año 1966, sellándose todas sus
entradas. A partir de ese año quedo como una estación inerte y oscura que se
atravesaba en el tramo que va de las estaciones de Iglesia a Bilbao. Durante
unos años dio cobijo a personas marginadas por la sociedad: personas sin casa,
adictos a la droga…..eran los años de la heroína. En la película Barrio queda
reflejado este hecho. En el año 2006 se abre la antigua estación y esta es
restaurada, visitar Anden 0 es como un viaje hacia los años 60, tal es su
encanto.
Bien contado, transmitiste un clima inquientante.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Imma: y yo pensando que habia sido de mi nueva amiga, que desapació el ultimo dia del encuentro, y no daba señales de vida. Ahora he comprendido,el porque de esta ausencia: Estabas escribiendo ¡¡¡una novela de inriga!!!
ResponderEliminarTu entrada de hoy es casi una novela que por cierto me gustado; la cuentas bien, con ritmo, con misterio, y con suspense.Un abrazo muy fuerte y un recuerdo cariñoso.
Buen relato apoyado en los recuerdos y con final educativo. Completo y magnifico aporte. Saltos y brincos
ResponderEliminarMe has hecho pasear por esa estación fantasma MOLI y me encantaron las imágenes.
ResponderEliminarUn besazo.
Por lo que veo, el leit-motiv de los relatos que llevo leídos, es el quedarse atrapados en los museos.
ResponderEliminarBrillante relato, con un principio muy cinematográfico y con un brillante final que transforma la pesadilla, en un candoroso recuerdo de la niñez.
Un beso.
eres brillante
ResponderEliminarrecien te conozco y
ya te admiro
Maravilloso relato Inma ! Tu forma de escribir ha conseguido que sienta miedo, intriga, curiosidad y calma al final.
ResponderEliminarPero además, nos has regalado una lección de historia con tu explicación del porque de la estación de Chamartin, esas fotos me han recordado el verano del 73 que pasé en Madrid, y que por primera vez monte en el metro, la sensación de bajar y andar por esas estrechas estaciones hacia que me agarrase fuerte a la mano de mi abuela hasta qué saliamos al exterior.
Gracias por tu generosa y buenisima participación en este jueves.
Abrazos cariñosos amiga.
Pues tiene su encanto esa estación. Como tú dices, nostalgia de un tiempo pasado, mejor o peor supongo, depende de para quíen.
ResponderEliminarMe has hecho disfrutar con tu relato.
Un abrazo
Describes la estacion con tanto detalle, que sin darme cuenta me adentro en esa oscuridad, y hasta el fin del relato es como si anduvira por ella.
ResponderEliminarGracias por esa detalladainformación.
Un abrazo.
Ambar
Me resulta muy familiar, no llegué a estar en ella, pero también pasaba por allí y era motivo de comentario entre los amigos la estación abandonada.
ResponderEliminarMe hace gracia ver como está ahora, como antes pero limpia.
Un abrazo.
Un paseo por esa parte de la historia que ha quedado en el olvido.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Besos
Qué hermoso lugar para visitar! Me ha encantado tu relato, ese dejarse ir hacia atrás en el tiempo evocando recuerdos gratos. Igual me daría un poco de miedo estar allí de noche, pero si vale la pena hacerlo para que pase eso, lo haría.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy interesante y detallado relato, muy bien narrado ya que me has hecho sentir el espanto de haber quedado allí, encerrada entre aquellos oscuros túneles que tantas historias guardan.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un gran relato fantasmagórico, en el cual nos llevas a través de tus letras a esa estación antigua. La curiosidad algunas veces es más poderosa que el miedo, y te he imagine entrando y saliendo de los pasillos, la impresión al ver a la nena en el metro, los recuerdos que te hicieron revivir.
ResponderEliminarBeso
Cuando un relato te hace percibir el frío, la humedad, la semi penumbra, el atronador paso de los trenes y después el silencio... es ya un museo para el espíritu, si señor!
ResponderEliminarBesos
Fíjate que me parece haber utilizado esa linea en mi adolescencia. Aunque tal vez sea la fuerza de tu relato la que me haya hecho sumergirme en esa estación de metro, tales son las sensaciones que tu relato me ha transmitido. Muy bien escrito.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Es un relato estremecedor. Conozco ese museo-estación porque hace poco lo visité con mi hijo....es realmente oscuro y siniestro o al menos a mí me lo pareció cuando estuve. Un escenario perfecto para la historia que nos has contado.
ResponderEliminarUn beso
Me ha gustado este museo... La verdad es que has elegido un momento muy intenso, muy así misterioso... Los pasos ya me crujían hasta a mí.
ResponderEliminarUna historia de esas que te tienen en tensión y muy bien expuesta.
Un besazo enorme.
Un relato espeluznante. Me gustaría conocer ese museo tan original. Un beso
ResponderEliminarHola; un viaje en el tiempo que ha cogido vida con tu presencia. Y, más que un museo, es parte de la vida de quien lo pisa y le da atmósfera. Un beso.
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