EL MILAGRO
Llevaba casi tres años buscando trabajo y parecía que su
etapa como mecánico de coches había llegado a su fin, realmente no se sentía
motivado ya que los coches no eran lo suyo, para ser un buen mecánico de coches
hay que ser un entusiasta de estos y el prefería más los pedales al motor. Así
que la oferta de mecánico de mantenimiento en una empresa donde todo era
reciclado le pareció un trabajo más acorde con su carácter ecologista por
eso no se lo pensó mucho a la hora de aceptar el trabajo el único inconveniente
era el olor.
Justo hacia quince días que había comenzado a trabajar y
aquel trabajo, después de tanto tiempo de búsqueda fue como o un milagro para
él. Una semana antes, tuvo que despedirse para siempre de su amigo incondicional
de infancia y adolescencia. Su mayor confidente siempre había sido su perro,
aquel que siempre supo estar a su lado para las buenas y para las malas, había
sido un chico con pocos amigos, por eso su perro era uno de los pilares más
importantes en su vida, pero de un día para otro tuvo que tomar su más difícil
decisión y acompañarlo a morir.
Pocos días después, de la muerte de Gin, comenzaron a
suceder una serie de acontecimientos que le hicieron pensar que su amigo
incondicional no había marchado del todo, sino, que estaba allí, cercano a la
familia y ayudándola a superar toda una infinidad de problemas acumulados desde hacía un tiempo. Su madre, que llevaba años sumida en la tristeza, comenzó a sonreír y a
ver el sentido de la vida. Su padre y el encontraron trabajo, después de años
de estar en el paro. Para su dolor, todo en su vida parecía resplandecer desde
la marcha de Gin.
Seguía atento las instrucciones sobre su nuevo trabajo a la
par que sus ojos se mantenían fijos en la cinta transportadora en la que
montones de cajas vacías se apilaban camino de la compactadora. Y entonces la
vio, era una caja grande de cartón que no parecía tener nada de especial, solo
que por instantes le pareció ver como se movía. En principio pensó que era cosa
de los nervios o de su imaginación, pero fijo nuevamente sus ojos en la caja y
esta vez estuvo seguro, con la misma seguridad grito al encargado:
- - Parar la cinta, en esa caja hay algo que se
mueve!
Por segundos se paró la cinta y el inmediatamente alcanzo la
caja y la abrió. Le saludaron dos pares de ojos azules recién abiertos a la
vida, unas barriguitas redondas y unas orejas recogidas.
- - Pero si son dos gatitos! - escucho decir al encargado.
, No hubo mucho que decidir, sabia
del gran amor que su madre les procesaba a estos pequeños felinos, pero quedarse uno de aquellos
pequeños le pareció poco menos que un signo de deslealtad hacia Gin. Se lo pensó
y estuvo toda la tarde meditando:¿ No formaría todo aquello parte de los
milagros con los que cada día parecía sorprenderlo su perro des de que marcho?
Así fue como aquel pequeño ser entro en su vida, y como todos en la familia tuvieron que aprender a dar biberones y ponerlo a dormir en una pequeña cesta junto al oso de peluche ya olvidado de su niñez.
Los años han ido pasando, el chico se emancipo y continuó
con su trabajo, después se fue a vivir con su pareja, la vida siguió. Ahora
Mel, el gatito salvado de la compactadora tiene cinco años, sigue en casa de su su
madre y no vive con él. Pero aunque tarde días en visitarlos, el gato tampoco
ha olvidado y siempre parece estar esperándolo, cuando lo ve maúlla hasta que el lo sube a su regazo entonces
entorna los ojos y se queda ronroneando dulcemente.
UNa serie de milagros, obra de un fiel amigo.
ResponderEliminarBien contado.
Hermoso relato! Los animales tienen el poder de darnos vida, de hacer milagros a través del amor que nos dan incondicionalmente. Entiendo que su perro se ha convertido en un ángel que cuida sus días y lo ha bendecido con la llegada de ese precioso gatito que si bien no lo reemplazara, ha compensado en parte su partida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Preciosa historia que nos ilustra sobre el principal material del que suelen estar hechos los milagros: amor!
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito relato, estaba predestinado que así sería...ocurrió el milagro. Me encantó.
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué bello relato Moli!...me ha llegado al alma. Mi padre un día en una obra se encontró un gatito recién nacido abandonado, lo encontró porque el pobrecito no hacía más que maullar. Nos los trajo a casa fue uno más de la familia, ya hace muchos años que falleció. Adoro a los animales, en mis peores momentos siempre han estado a mi lado, tienen un sexto sentido para las personas.
ResponderEliminarTe abrazo un cálido abrazo.
¿Quién dijo que la luz se extinguía?
ResponderEliminarSoltó las alas y trajo este trasto negro :-)
Besitos.