REGÁLAME UN SUEÑO
Mi infancia fue la de una niña sumamente traviesa y movidita, aparte de los problemas que había en casa, solo una sombra marco mi infancia: con dieciocho meses me ataco la poliomielitis y aunque no retengo en mi memoria justo aquel momento, sí que con el transcurso del tiempo he sido consciente de que viví en el límite que separa la vida de la muerte, de hecho, a todos los que sobrevivimos con más o menos secuelas físicas, se nos llama así, los supervivientes.
En los recuerdos de mi más tierna infancia
(tendría yo entre cuatro y cinco años) hay un sueño que yo durante años, creí
que había sucedido de verdad, si no fuera porque las imágenes las recuerdo
siempre en blanco y negro y por lo terriblemente horrible de él.
Yo me veía muy pequeña cogida de la mano de mi
madre, estábamos en un lugar horrible donde la guerra lo había destruido todo,
un campo oscuro sembrado de palos altos, parecidos a aquellos palos que
aguantaban los cables de la electricidad, en cada palo se encontraba atado un
hombre, todos llenos de heridas, gimiendo, llorando y gritando. Muchos de
aquellos hombres estaban muertos, lo sé por la cara de horror que veía en mi
madre, quería marchar y no podía. Mi madre y yo habíamos de subir una colina
alta y resbalábamos y nos caíamos constantemente.
Nunca he podido comprender
porque a una edad tan temprana pude tener un sueño así, con los años y como
estudiosa de la psicología humana que soy, voy pensando que nunca se han estudiado los efectos que una
enfermedad grave deja en la mente de un niño. Con el tiempo he intentado
comprender que cuando te codeas con la muerte a una edad tan temprana, esta
marca de una forma u otra el resto de tus días.
Por otro lado, vivía en un
pequeño pueblo de La Mancha considerado con el tiempo uno de los mejores
ejemplos de colectivización en los años de la guerra civil española. Las consecuencias
de esta “osadía” fue el fusilamiento masivo de aquellos que estuvieron “implicados”
y de sus familias (fusilaron a más de 200 personas en un pueblo de solo 2000).
Como explico, yo era una niña muy viva y entre silencios y frases cortadas
desde muy pronto fui consciente de que algo de que oculto había pasado en aquel lugar.
No sé si estoy dando
demasiadas pistas, pero es que me han parecido imprescindibles para una posible
interpretación.
Primero felicitarte por contar ese sueño recurrente y que ni siquiera le pongas adjetivos a lo sucedido.
ResponderEliminarYo tampoco podía explicarme el silencio casi sepulcral de mi familia al preguntar por el marido de una de mis tías. O por qué razón, otra tía en plena penuria de la posguerra, ahorraba para hacer algún viaje a un sitio tan poco conocido como Ocaña.
Esos sueños, no hay que olvidarlos, pero mejor soñar con bellas utopías.
Un beso.
En tu sueño hilvanaste en forma subconsciente tu propia interpretación de dos los dos "horrores" que te marcaron, uno pasado, del que escuchaste e imaginaste la mayor parte, el otro, en ese momento próximo-presente cuando debiste enfrentar el proceso de recuperación de tu enfermedad. Para tu inocencia de niña ambos temores se unificaron en tus fantasías, trayecto duro que pudiste transitar de la mano de tu madre, que te dio fortaleza y protección, sin dudas.
ResponderEliminarUn sueño duro que nos habla de tus mayores traumas y de tu voluntad de superarlos. Muchas gracias por compartir.
Un beso
Hola Molí: Me canso de leer entradas jueveras y todos, veo que más que sueños habeis tenido pesadillas. Y yo que pensaba que era la única. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarY yo te pregunto. ¿Estás segura que nadie te explicó la historia de Drácula en tu infancia? Te lo digo porque a mí me impresionó mucho ver de pequeña un documental que explicaban los empalamientos del Conde Vlad.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Maribel
Muy pequeña para recordar tanto, es cierto pues que eras una niña muy despierta y que aun lo recuerdes significa que te dejo huella. Abrazos
ResponderEliminarSueños terroríficos. Y creo que Neogeminis y Maribel Lirio han hecho observaciones acertadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede ser que tu enfermedad influya en esos sueños. Todo lo que nos afecta y mucho, eso queda en nuestro subsconsciente, y desde luego lo de los fusilamientos, seguro que tiene que ver.
ResponderEliminarUn abrazo
Para lo bueno y para lo malo es la mente, lienzo en blanco dónde los niños dibujan el presente, el pasado y el futuro con el pincel de los sueños.
ResponderEliminarUn beso
Entre los sueños se cuelan recuerdos y cosas que vamos absorbiendo como esponjas sin que sean del todo reales. Los sueños, así lo creo yo, son respuestas y preguntas... Solo que no siempre sabemos dónde encajar cada una de ellas.
ResponderEliminarSea lo que sea, recuerda que te agarras fuerte a una mano.
Un beso.
Terribles pesadillas para una niña que aún no ha tenido tiempo de ver la crueldad del mundo. Ir de la mano de tu madre sería un gran alivio y propio de un sueño infantil. Qué mal lo pasamos algunas noches!!!
ResponderEliminarUn beso.
Demasiado sufrimiento para un alma infantil. Las secuelas del mismo son lógicas, como lógico es que las mismas tomen carta de naturaleza en los sueños.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Las pesadillas en la infancia son como películas de terror, pero siempre está la protección de una madre que es la fuerza de amor más potente en la niñez.
ResponderEliminarUn beso enorme, preciosa.
La infancia es el lugar en el que habitas el resto de tu vida. Esta frase la leí en un libro de Rosa Montero y estoy convencida de que es así. Una experiencia tan traumática como ha sido la tuya, por fuerza tiene que dejar una huella que se marque en tus sueños.
ResponderEliminarUn beso
Los sueños tienen una manera de disfrazarse y de contarnos las cosas que pasan a nuestro alrededor. Yo cuando era pequeña tuve sarampión y hubo un día que tenía tanta fiebre que soñé que un batallón de moscas se posaban por todo mi cuerpo, y a mi que me daba miedo los bichos acababa delirando. Tu subsconciente a esa edad te dijo lo que mejor te podía decir, que estabas rodeada de muerte y que lo único que podía salvarte en ese momento era sujetarte a tu madre. Es un buen mensaje de superación.
ResponderEliminarUn beso soñador
El mundo desconocido de los sueños,algunos terribles, otros pesadillas...y los de la infancia , esos que nos dejan huella para siempre. Un beso Molí
ResponderEliminarHola; lo cierto es que hay sueños premonitorios que te indican algo, un aviso, a saber... Es un sueño muy inquieto. Un abrazo.
ResponderEliminar