Día 24 de octubre, día mundial de lucha contra la polio. Cada día una reflexión...
AÑOS DE ESCUELA.....
DOÑA PURI – COLEGIO DE SAN MIGUEL 1962
Ana con solo tres años ha aprendido pronto a sacar provecho de su recién estrenado bitutor.
--Que no me entere yo que nadie le hace burla, ni la toca, vamos ni la mira con malos ojos, que bastante tiene la pobrecita con ser cojita…
La pequeña comienza a apreciar en pocos días los privilegios de su cojera ya que pasa a ser la preferida de la maestra. Doña Puri, se desvive en mimos y regalos con la pequeña cojita que ella ve desamparada.
--Ana, no vayas al patio sola que puedes caerte, anda ya vengo yo contigo…
--Ana, siéntate aquí a mi lado en la mesa…
--Ana, cuanto tengas que ir al retrete me lo dices…
Semanas después una tarde cualquiera en la salida de clase, todas las niñas impecablemente colocadas en fila. Ana se dedica a probar el pequeño aparato dando patadas al resto de las niñas. Ella, gracias a su cojera, y a doña Puri, está exenta de mantenerse quieta en la fila, así que utiliza sus privilegios de alumna preferida dando patadas y tirando de las trenzas.
Doña Puri, la coge por los hombros y ante sus pataletas le da un buen cachete en el culo. Ana se siente defraudada y a la vez contenta. Desde ese día se acabaron los privilegios y pasó a ser una más en la clase, también se quito de encima una profe bastante empalagosa.
DOÑA MARCE – COLEGIO DE SAN LEON 1963
Una pizarra sin fin daba la vuelta alrededor de la clase. Doña Marce dividía la pizarra con una tiza blanca dejando de forma equitativa un trozo para cada niña. En uno de los pupitres, colocaba tizas de colores y cada pequeña en su espacio dibujaba de forma libre. Doña Marce tenía una paciencia infinita a la hora de explicarles cualquier cosa. Aprender a leer fue muy fácil para Ana y para las otras. Doña Marce la castigaba cuando en una de sus rabietas empezaba a dar patadas, pero se hacía la sorda cuando su patada con el aparato de hierro la utilizaba cuando alguien la atacaba a traición y salía corriendo. Doña Marce nunca la trato de forma diferente al resto de las niñas, la dejaba correr por el patio, saltar a la comba o jugar a la goma. Cuando se caía la animaba a levantarse y a veces la acompañaba a la fuente a lavarse hasta que aprendió sola. Pero lo que nunca olvidaría Ana eran las tardes en las que todas las niñas dibujaban con tizas de colores en la gran pizarra compartida que volteaba toda el aula.
LA SEÑORITA MARI – COREA 1966
--Que no me llaméis doña Mari….Se ño ri ta Ma ri que soy soltera…
La señorita Mari había llegado de Madrid, vivía sola pero parecía no importarle, vestía como una autentica señorita, se maquillaba, llevaba tacones pero lo más alucinante era que era coja como ella.
Al principio no se dio cuenta, si no llega a ser por las otras niñas y por sus madres ni se hubiera enterado. Bastante tenía con su vaivén para fijarse en los vaivenes de las otras….Pero un día una niña lo dijo así de sopetón:
--Señorita Mari y ¿Cómo es que siendo usted coja, es maestra?
--Y ¿Por qué no? Fue la respuesta de la profe.
La señorita Mari era una mujer segura y con carácter bastante exigente con sus alumnas, especialmente con Ana. La pequeña había pasado unas pruebas a través de las cuales paso directamente desde el parvulario a segundo de primaria, por eso no había continuado con Doña Marce en esta escuela nueva y recién estrenada a las afueras del pueblo. Lo mejor que aprendió Ana de su nueva maestra es que la cojera no marcaba ningún limite y que en el futuro ella podría conseguir ser lo que quisiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario