CALOR DE HOGAR
Le gustan los paseos al atardecer, hace meses que espera en
casa para salir justo unos minutos antes de que se inicie el crepúsculo.
Lentamente, se acerca al parque de La Draga un lugar inmenso que años ha había sido
un gran humedal de aquellos que te ponían los pelos de punta si tenías que
atravesarlo de noche. Pero ese tiempo pasó, de la misma forma que
desaparecieron los días de correrías con los niños cerca de los humedales.
Este año, el otoño ha venido acompañado del frio, pero a
pesar de ello no perdona sus salidas diarias y en la ya oscuridad de La Draga
va tanteando con los pies un camino de sobras conocido. Le gusta esa hora por
la quietud, que solo en algunos momentos se ve interrumpida por algún corredor
o alguna bicicleta tardía. Instantes que rompen su paz interior en los que se
deja llevar por una felicidad intensa que le da el espacio vacío.
Hay noches que camina mientras recuerda los días de su hogar
alborotado: los juegos y risas de los niños, el olor a caldo cociéndose lentamente,
las largas veladas de conversación con su mejor amiga…en esos momentos se hace
consciente de que lo que tiene por delante es infinitamente menor que el
pasado, pero no le duele. Le gusta el lento transcurrir de sus días con sus
hijos ya mayores haciendo sus propias vidas.
De todas formas, se siente una privilegiada. No hay semana
que no aparezca alguno de los suyos para comer en el antiguo hogar, o para
hablar o para salir a pasear juntos. Son instantes que aprovecha con devoción y
que disfruta con toda la intensidad del momento.
Continúa caminando hasta llegar a la entrada del parque. Un
pequeño puesto de castañas llena el espacio de un entrañable olor a castañas
tostadas. Hoy hace una excepción y
compra un pequeño cucurucho, de vez en cuando le gusta darse un premio por
haber logrado ese calor interior que la lleva a vivir feliz cualquier momento.
Cuando llega a casa, siente el calor de la calefacción a la
vez que observa la tranquilidad con la que reposan sus tres gatos. Dream
enroscado en el sillón, Nuva en el respaldo del sofá y Mel subido en la estantería
vela la foto de unos padres fallecidos ya hace unos años.
Escuchará música suave a la par que leerá uno de los cuatro
libros que tiene comenzados. La cena será frugal ya que ha comido bastantes
castañas calientes. Poco antes de irse a la cama, él la llamará para ver si
todo está bien y enviarle sus besos de buenas noches, esta noche como muchas
otras él trabajará y hasta entrada la mañana no volverán a encontrarse. Más tarde, cuando vaya a dormir aspirará la
soledad un instante. Justo en el momento en que se meta en la cama aparecerá
Mel y se situará al lado de sus rodillas, antes de apagar la luz hará acto de
presencia Nuva quien aprovechará la almohada de su compañero para estirarse con
un ronroneo profundo. Justo cuando apague la luz, sentirá por encima de ella
las pisadas sigilosas de Dream quien se estirará a su lado. Apenas se tapa con
un fino nórdico y es que tres gatos dan un calor descomunal. Calor de hogar,
piensa ella antes de que el sueño la lleve en volandas a su país.
Como dicen los alemanes: lauschig.
ResponderEliminarEstuve los últimos días en mi tierruca, hasta el día de ayer. Yo sentí también esa sensación de llegar al sitio al que pertenezco , y todo me parecio acogedor. Yo como una gatita me dejaba arropar , acoger , por mi familia.
Un abrazo Molí.
Que linda historia donde el calor no solo es emotivo sino físico con sus tres gatos. La vida a veces te hacen compañía y te dan el calor tus mascotas porque ellas están en todo momento contigo.
ResponderEliminarUn besote y muy feliz tarde.
Conmovedor y bonito relato, fiel reflejo de lo que es entrañable para nosotros, el hogar y su calor. Me gusta mucho.
ResponderEliminarGracias Molí.
Besos.
Hermoso relato Molí, gracias por la propuesta, también me uní a ella, lo puedes leer en
ResponderEliminarhttps://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/
Rosana
Ohhhh, qué preciosidad, nos dejas ronroneando :3
ResponderEliminarEso sí, me ha costado un poco leer el texto por la tipografía (no sé si será problema de mi ordenador o también le pasará a más personas) pues se me confundían las "a" con las "o" y las "y" se veían como "/". Ya me comentarás.
¡Gracias por anfitrionar!
Un besazo
Muy bueno, me gustó tu blog así que te sigo.
ResponderEliminarNo he encontrado el gadget de seguidores, trataré de regresar recordando tu dirección de blog.
ResponderEliminarBesos.
Es el amor que se contiene dentro de un hogar lo que transforma una casa en algo mucho más cálido y acogedor. Son los lazos que creamos lo que importa y nos sostiene. Buen relato, Moli. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola! Me ha gustado el detalle de los libros...yo también soy de tener varios a la vez. He conocido tu blog a través de la iniciativa de los jueves, que la leí en otro blog y me ha encantado.A esta llevo tarde, pero te voy a seguir para participar en próximas convocatorias.
ResponderEliminarUn besito.
El hogar no solo son cuatro paredes, tambien los recuerdos, todas las personas que llevamos en el corazón, que nos dan calor y nos alientan para seguir viviendo y nuestras mascotas que estan al abrigo de nuestro cuerpo.
ResponderEliminarQué bonito tu relato, enhorabuena por este tema.
Besos enormes.
Hacemos de pequeñas cosas recuerdos grandes y vivencias que nos llenan. Vestimos las paredes de emociones, de sensaciones, de día a día y podemos hacer nuestro hogar en el hueco más pequeño si somos capaces de meter en él todo lo que nos hace felices.
ResponderEliminarUn beso muy grande, Inma, y una historia llena de sentimiento... Y los gatos... amos y señores de esa casa y de esa cama :-)
Los recuerdos entretejen una tela en la que se palpa el hogar con la calidez que dan nuestros seres más queridos.
ResponderEliminarun abrazo lleno de sentimiento.
tanta nostalgia tanto recuerdo son no ya un repaso a una vida que cumplió sus objetivos vitales. En eso nos convertimos en garantes de lo que fuimos para que ellos sean a su vez de la generación siguiente. Y es que el hogar, su calor somos nosotros más allá de las paredes que nos cobijan. Un abrazo
ResponderEliminarHas logrado un relato en el que me he sentido con calor de hogar de principio a fin, ese caldo caliebte y demás que extrañan los hijos que se fueron; esas castañas calientes; esos tres cariñosos gatos, en fin todo.
ResponderEliminarBesos grandes
PD. Mi hija y nietas tienen 2 gatos divinos y un tercero negro viene de visita al jardín y nos enteramos que también ha entrado a la casa con ellos (por el ventanuco). Creo que viene buscando calor de hogar.
El hogar pervive, cambian los elementos, pero sigue siendo el mismo y siempre lo conforma quien lo vive. Luego están los recuerdos, los que pasaron, los que vuelven y los que están y ahí justo el calor se hace llama...
ResponderEliminarBien llevado!!
Abrazo
Podemos construirnos un hogar en nuestra mente también y sin lugar a dudas los animales forman parte de nuestro hogar con su compañía.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
El hogar se crea cuando está los niños, luego crece con ellos y cuando se van, permanece vivo tanto como uno quiera apuntalado por infinidad de recuerdos.
ResponderEliminarBesoss inma
Que bonita historia y que emotiva, el hogar es algo muy personal y cada cual elige como construirlo y con quien.
ResponderEliminarBesos Inma🌹
Un relato que refleja el verdadero espíritu del hogar y todo lo que lo envuelve.
ResponderEliminarLas personas, las cosas, ese parque, todo va cambiando, pero lo que no cambia es ese calor tan necesario para todas las personas y la segurudad y placidez que da. Los recuerdos también ayudan cuando alguien ya no está o algo ha cambiado.
Muy bonito y emotivo relato.
Besos.