ATRACCIÓN

 CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 11 DE NOVIEMBRE, ESTA SEMANA LA AMIGA MONICA DESDE SU BLOG NEOGEMINIS NOS INVITA A ESCRIBIR: DE PERDONES Y VENGANZAS

ATRACCIÓN

El roce tenue de su mano en el ascensor le dio el aviso, sin mirarse se mantuvieron el uno al lado del otro mientras el estómago parecía descolocársele, Daniela le quitó importancia seguro que era el efecto de la subida del ascensor a su quinto piso, él vivía en el séptimo.

Su matrimonio era feliz, de eso trataba de convencerse cada día. Era solo que el trabajo de él le exigía demasiado tiempo, muchos fines de semana que ella intentaba llenar con visitas a su madre o con múltiples cursillos de meditación. Pero algo faltaba, aunque cuando estos pensamientos se arremolinaban en su mente, Daniela tenía los suficientes recursos para dejarlos atrás o al menos eso era lo que ella creía.

Él se llamaba Leo, lo supo porque no tardó ni dos días en presentarse, ella se fijo en la inmensidad de unos ojos negros que la miraban de forma anhelante. Lo evitó todo lo que pudo, no podía soportar ese deseo que la llamaba a gritos, pero un leve roce en un día cualquiera hizo que sonaran las alarmas: mariposas en el estomago y fuego en el cuerpo. Pero ella lo evitó porque creía a pie juntillas que si dos no se lo proponen nada sucede.

--Lo siento mucho—Diego su marido la miraba de forma suplicante.

Una factura de un hotel caro había llegado por equivocación al buzón del domicilio.

--Una suitte, joder—y lo dijo con rabia—quinientos euros la noche, cuando conmigo como mucho hemos estado en una doble sencilla.

--Perdóname, no sé en qué pensaba—te prometo que voy a compensarte, solo ha sucedido una vez…

En segundos comprendió aquellos gastos no especificados, sus fines de semana en soledad. No había sido una sola vez, de eso estaba segura y parte de la culpa estaba en ella y sus ideas románticas sobre el amor. No supo ver lo que era obvio, el egoísmo de él, la tacañería hasta en los más pequeños detalles, aquel hijo que se iba postergando hasta una mejoría económica que nunca llegaba.

--Te perdono—le dijo con voz insegura—pero te juró que esto cambiara.

Diego se fue tranquilo y seguro, nunca pensó que sería tan fácil convencerla.

Las manos de los dos entrelazadas mientras el ascensor sube directamente hasta el séptimo. En segundos se comerán la piel, dejarán que el instinto los arrastre, vivirán horas de intensidad. No hay entre ellos compromiso alguno, un presente seguro y un futuro en el que no quieren pensar. Daniela se deja ir mientras Leo entra en ella, un sentimiento mezcla de felicidad y paz la envuelve mientras saltan chispitas de pasión. Seguirá con él, de eso está segura, sin nada marcado, sin fecha de caducidad. Porque lo que ella creyó que empezó como venganza, ahora sabe que es amor.