SUEÑOS PARA NIÑOS

 CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 4 DE NOVIEMBRE. ESTA SEMANA, LA AMIGA MAG DESDE SU BLOG LA TRASTIENDA DEL PECADO NOS INVITA A PARTICIPAR A TRAVÉS DE UNA PREGUNTA.....¿A QUE TE DEDICAS? 

SUEÑOS PARA NIÑOS

Desde que recuerdo, en mi familia hemos sido los bichos raros del pueblo ya que desde tiempos perdidos en la memoria, alguno de sus miembros arrastramos un don. No pasa con todos ni tiene una lógica concreta, vamos que no lo hereda el primogénito, ni el más listo, ni tan siquiera el que nace con una marca en su piel. Es una herencia caprichosa que a veces se salta una generación y cuando ya parece haber desaparecido del todo, un día como capricho de dioses aparece alguien en el clan con unos dotes que rayan lo sobrenatural.

Mi bisabuela tenía como oficio amansadora de insectos, así que los años en que aparecía alguna plaga, ella salía silbando del pueblo seguida de moscas o gusanos del pino cual flautista de Hamelin. El hermano pequeño de mi madre era capaz de convocar a la niebla así que cuando con sus amigos hacían alguna trastada era difícil encontramos ya que el pueblo se veía envuelto en una inmensa nube de algodón. Esto era muy práctico cuando veían llegar al turismo de borrachera ya que en un plis plas el poblado desaparecía de la vista y a los turistas no les quedaba otra que buscar otro destino.

Mi don apareció cuando cumplí los dieciséis en plena efervescencia adolescente, cuando yo engreída a la vez que insegura mostraba un egoísmo acérrimo. Todo empezó una noche en la que mi hermana pequeña me despertó con unos gritos que parecía que se partía el mundo. Estábamos solas las dos ya que nuestra madre se iba a trabajar antes de que amaneciera, lo extraño de todo es que Flora, quien ya tenía seis años, no era dada a las pesadillas de ahí mi extrañeza. Entre sueños, la pequeña no dejaba de moverse y de gritar, logré despertarla, pero solo supo hablarme de un monstruo.

La escena se produjo siete días más en diferentes horas de la noche. La octava noche me senté a su lado y lentamente comencé a explicarle un cuento en el que una guerrera iba poniendo trampas a un monstruo que se filtraba en los sueños de los más pequeños, no sé cómo ocurrió, pero yo misma me vi dentro luchando con un esperpento horrible y poco a poco Flora cambió sus gritos por risas. De está forma apareció mi don y lo que a la vez con el devenir de los años sería mi oficio.

Los años de mi adolescencia fueron pasando mientras era la chica más solicitada como canguro, decían que tenía un arte particular en hacer dormir a los chiquitines. De hecho, en aquellos días, aprendí a filtrarme en los sueños antes de que apareciera ese personaje desagradable que impide el buen dormir de los niños, así estos podían dormir de forma placida.

Ahora ya no vivo en el pueblo, durante la pandemia hubo tal requerimiento de mis servicios que tuve que instalarme en la ciudad ya que el monstruo aprovecha los momentos de inseguridad y de incerteza para filtrarse en los sueños de niños y mayores. En mi caso he de decir que me he especializado en niños y adolescentes, pero a los adultos puedo ofrecerles pautas para que sus vidas ya de por si complejas no las llenen de atrayentes para monstruos y es que mi trabajo requiere una cierta dosis de tranquilidad. Soy contadora de sueños, ese es mi oficio, un trabajo para el que se requiere empatía y creatividad, bueno y haber nacido con un don que solo se da en algunas familias.