CATALINA
Ayer me llego la noticia a través de wapssap aunque mi
hermana ya llevaba días alerta. Ella que fue como una hija más en aquella casa
no podía menos que estar pendiente de Catalina. Y yo sentí de golpe como una especie
de orfandad total, por instantes fui consciente de que por lo menos a mi ya no
me queda nadie en Membrilla. Nadie a quien, a visitar, porque Rita, mi amiga de
infancia hace años que no vive allí y aunque mantiene la casa familiar, no es
lo mismo…
--¡Gra chica! ¡Cuantismo tiempo!
Me abrazaba y estampaba dos besos en mi cara, después me
hacía pasar y sentarme. La casa de la calle Troya ya no era la misma de mi
infancia, era igual porque Catalina lo llenaba todo con su sonrisa. Poco
después repartía en la mesa platos con pastas de cochura, magdalenas, almendras
fritas y algún refresco. Merendábamos o hacíamos el aperitivo mientras nos poníamos
al día de las últimas novedades. Últimamente abundaban las malas noticias…
--Pero que me quedaó sin amigas cordobesas—me dijo afligida en
una de mis últimas visitas posterior a la muerte de mi madre. Y es que fue gracias
a mamá que Catalina pasó a ser una más de entre los nuestros y es que no había anécdota
que explicáramos del pueblo en la que no estuviera presente la que fue su mejor
amiga.
Y hoy me imagino a mi madre, con poco más de veinte años y recién
casada con mi hermana pequeña y como los vecinos de la casa de al lado la
acogieron como a una más. Mamá quien tenía a toda su familia en Córdoba, contó
desde el primer momento con una ayuda y un cariño insuperable. La hermana
Carmen, su marido, sus dos hijos…pero sobre todo Catalina quien era de una edad
similar a la de mamá.
Las anécdotas bailan en mi memoria y eso que aún faltaban
años para que yo naciera. Mi hermana pasando sus días en la casa vecina y
comiendo todo lo que le ponían por delante y es que según mi madre Mari era toda
una glotona. No se perdía la matanza del cerdo, las migas, rebañar la sartén
donde acababan de hacer el mostillo…
--Ya puedes hacer una raya en el suelo—le dijo un día la
hermana Carmen—que no volverás a tener una criatura como esta. Porque tié una
boca que es un tesoro…
Y Catalina al lado de mi madre, miles de confidencias
compartidas. Amigas del alma, amigas de por vida… Y Córdoba, porque si algo
hizo más consciente de la naturaleza de mamá a Catalina fueron aquellos días
que compartió con toda la familia en la casa de Sánchez Peña. De aquellos días,
aún perdura un retrato en el que se muestra Catalina en pose cariñosa junto a
mi hermana, detrás de ella está mamá y mi tía Aurora. De aquella foto días solo
sobrevive Mari y eso es algo por lo que doy gracias al cielo cada día.
Catalina y mamá haciendo juntas los nuégados de Semana Santa,
Catalina y mamá yendo a lavar la lana al rio, mamá corriendo a dejar a mi
hermana junto a aquella familia que le cayó como un regalo del cielo mientras viajaba
a Manzanares o a donde fuera necesario para llevar a mi hermano al médico. Después
le tocaría correr por mi… y yo, bueno yo llegué después, aunque también tuve mi
espacio en aquella casa acogedora, en la que la comida para los hombres que
trajinaban en el campo se cocía lentamente en un fuego en tierra.
Me gustaba observar a los hombres repartiéndose las judías con
un olor que llenaba la estancia y mientras yo miraba los platos y sentía una
especie de confort que me calentaba el alma. Mi hermana por entonces estaba en
los albores de su adolescencia y ya tenía demasiadas responsabilidades para su
edad. Yo no llegué nunca a la confianza que ella mostraba porque, aunque era
bastante trasto siempre ha habido un gran poso de timidez en mí.
Y en segundos me asalta el dulce olor de la matalahúva y me
voy volando a otro día en el que Catalina cocía en el fuego unas gachas blancas
de las dulces. Por entonces ella ya era madre y su hija mayor debía tener dos
años menos que yo. Las gachas eran para su niña, entonces casi un bebe.
--¿Quieres? —me dijo señalando la sartén y yo escondí mi
rostro con vergüenza. ¡Lo que hubiera dado por comer un plato de aquel manjar!
Pero me mostré retraída y la ocasión paso ante mí como muchas otras cosas.
Hoy me imagino que en el cielo, en el lugar que ocupan las
personas bellas, por fin Catalina a podido abrazar a Pepe su marido después de
cinco años de separación forzosa. Y también veo a Catalina hablando con mamá y
con sus amigas cordobesas, esas tías que fueron yéndose poco a poco dejándola a
ella con un recuerdo imperturbable.
Y agradezco a Catalina el haber formado parte de los míos,
tanto que casi hasta el final ha estado pendiente de visitar y cuidar las
tumbas de mis abuelos y de mis tíos en el cementerio de Membrilla y de hacer
posible que ningún 1 de noviembre les faltaran flores.
Catalina, deseo que en tu cielo siga brillando tu sonrisa
acogedora, pero sobre todo deseo que la paz que irradiabas a todos los que aparecíamos
por tu casa continue aún en ti. Gracias por haber existido, gracias por tu vida
y gracias por haber formado parte de la nuestra.
Un lindo homenaje a una persona que fue importante en tu vida, y eso siempre es de agradecer, los amigos son tan importantes que a veces nos olvidamos de mencionar, cuanto hacen por nosotros. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHomenagem sublime que aplaudo e elogio.
ResponderEliminar.
Abraço e/ou beijinho.
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
Vaya Inma, es conmovedor. Toda una vida llena de recuerdos y con tantos seres queridos que se han ido yendo poco a poco. Imagino todo lo que has sentido al enterarte, Catalina seguía representado ese pasado...
ResponderEliminarUn abrazo cálido en este momento tan duro.
Hermosos recuerdos, Inma. El amor y lo vivido es lo que queda. Descanse en paz vuestra bella amiga Catalina. Un abrazo grande
ResponderEliminarQué bonito escrito, tiene un toque costumbrista al describir los detalles y está lleno de ternura.
ResponderEliminarBesitos.
¿QUé te puedo decir?, sólo mandarte el más cariñoso y cálido de los abrazo y decirte que Catalina y tu madre desde donde esté te verán y se sentirán orgullosísimas de ti por el homenaje que les has hecho.
ResponderEliminarUn precioso texto escrito con el alma.
Catalina se habrá emocionado al leer el homenaje que la dedicas.
ResponderEliminar¡ Relatas la vida con tanta belleza!
Un abrazo.
Un homenaje entrañable y costumbrista con sabor a aquellos tiempos de felicidad pasada, que perdura en los recuerdos.
ResponderEliminarMuy bonito,Inma.
Besos.
Enternecedor homenaje.
ResponderEliminarpreciosa elegía entrañable
ResponderEliminarUn gran homenatge,amb tints artístics com la gran escriptora que ets.Gracies per compartir l'experiència.
ResponderEliminarSiempre existen personas que brillan a pesar de todas las dificultades y dejan su luz en nosotros siempre que los recordamos.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Este homenaje a Catalina es un tesoro, por el costumbrismo, y por el peso de la amistad duradera
ResponderEliminarUn abrazo
Los quiero invitar a una convocatoria de relatos cortos, que espero quieran participar. Un ejercicio de fantasía con un personaje con el que tendrán que interactuar. convocatoria libre a su estilo.
ResponderEliminarhttps://adoquines-mojados.blogspot.com/2021/11/convocatoria-libre-mi-historia-con-un.html
Pueden colocar en comentarios el link de su historia.
Gustab.
¡Que rendición de orgullo más bonito, Inma! Seguro que allá en el cielo, con Pepe, sonreirá al saberte así, llena de recuerdo y de amor.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Feliz semana.
me ha encantado conocerte abrazos desde Miami
ResponderEliminar