CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 3 DE FEBRERO , LA AMIGA DOROTEA DESDE SU BLOG LAZOS Y RAICES NOS INVITA A ESCRIBIR SOBRE NUESTRA PRIMAVERA O EL DESPERTAR DE LA INFANCIA A LA ADOLESCENCIA.
LA NUEVA ESCUELA
No me gustaba la escuela, definitivamente no me gustaba. Aquel septiembre a punto de cumplir los 12 años irrumpí en el
colegio parroquial Nuestra Señora de la Luz en el barrio de La Florida en
Hospitalet de Llobregat. El colegio, situado en un sótano era a la vez un club parroquial
donde se reunían los jóvenes los fines de semana. Años de curas obreros que ofrecían
recursos inexistentes en una ciudad donde el fenómeno de la emigración crecía
por momentos. Niñas de seis a catorce años repartidas en dos aulas, sin patio
para salir, el único lugar donde era posible jugar algunos días era a la
entrada del sótano.
Lucía me esperaba como siempre ilusionada, justo se dio un
respiro cuando yo llegué.
--¿Qué tal en el colegio? ¿estas aprendiendo mucho? ¿Ya has
hecho muchas amigas?
Al principio me callé, después le dije que, aunque el lugar
no me gustaba mucho, el resto no estaba mal. Empezaba a hacer nuevas amigas y parecía
que me habían aceptado bien.
No acababa de sentirme bien, el rostro de mi amiga se
mostraba compungido, cerró sus ojos lleno de lagrimas contenidas y me dijo casi
en un susurro:
--Lo que yo daría por ir a la escuela, cuando vivíamos en el
pueblo fui lo justo para aprender a leer y a escribir, después nos vinimos aquí
y ya ves…
Lucia era algo más pequeña que yo, también era bastante más
menuda, pero a espabilada yo no le llegaba ni a las rodillas. Y es que mi amiga
dominaba como pocas la máquina de coser eléctrica de su madre. Ella era una más
dentro de aquel entramado familiar en el que todas las manos eran pocas para la
subsistencia. Con 13 o 14 años ya era posible entrar a trabajar en una fábrica,
las más pequeñas y la mayoría de sus madres trabajaban en sus casas ya fuera
cosiendo a destajo embolsando cromos, montando chupetes….
En el tejido industrial del área metropolitana de Barcelona
y en sus alrededores faltaban manos obreras, lo que no estaba previsto eran las
viviendas para el tropel de emigrantes y mucho menos las escuelas, las cuales surgían
de forma improvisada en los lugares más insospechados.
Creo que desde el día que hablé con mi amiga, ya no volví a
ponerle más pegas a la escuela, de lo que si me hice consciente de golpe fue de
las enormes diferencias sociales y de que yo en cierta forma era una
privilegiada.
Un texto que dice mucho de la vida en esos días, cuantas niñas y niños dejaban el colegio porque tenían que ayudar a casa a traer un jornal porque era necesario. Como te ibas a quejar tú pues. Me gusto leerte. Un besote grande.
ResponderEliminarQue recuerdos, es como una película cuesta pensar que pueda ser real. Abrazos
ResponderEliminarEs bonito tu texto, parece totalmente biográfico por el ambiente y las reflexiones que creas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay despertares en los que la realidad vocifera esa otra parte dura y cruda de la vida…
ResponderEliminarMuy buena participación, Molí.
Abrazo grande, y feliz día 💙
Buenos días:- Un informe/historia que emociona de leer. Me recordó a los tiempos en que yo era un niño y iba a la escuela. Me encantaba la escuela. una pequeña diferencia
ResponderEliminarSaludos cordiales
.
Pensamientos poéticos y ensoñaciones
.
Lo que tal vez no valoramos en su plenitud, otros lo desean como un tesoro. Gran verdad que nos abre los ojos. Un abrazo
ResponderEliminarMadurar, aceptando y dándose cuenta del privilegio a su alcance...
ResponderEliminarPrecioso relatado, Molí, un gusto leerte.
Besos
Aprender siempre es un gran privilegio y más cuando en una casa se necesitan todas las manos. Era aquella época que con diferencias como las escuelas, los adelantos y la evolución, en algunas cosas como la pobreza y la necesidad, que desgraciadamente cada vez es más grande, se empiezan a solapar. Cada vez los pobres son más pobres, las clases medias ya no existen y los ricos hacen su agosto con cada crisis sea económica o pandémica.
ResponderEliminarUn buen relato autobiográfico donde de golpe te diste de bruces contra una realidad.
Abrazos.
Siempre hay algo y alguien de quién aparece aprender.
ResponderEliminarEra la España profunda.
Un abrazo.
Es un precioso relato, pasa buena semana ^^
ResponderEliminar¡ qué años ! cuánta responsabilidad para adolescencias muchas veces robadas obligada por la necesidad. Se emigraba para tener una oportunidad más para los hijos que para uno mismo. Y con calcetines se ocupaban puestos de trabajo que ayudaban singularmente en las familias. El dinero lo administraban los padres Esa generación, que es también la mía es la base de todos los logros de la actualidad. Hermoso entrañable tu escrito Un abrazo
ResponderEliminarYo tengo recuerdos contrapuestos en aquellos años de escuela. Las cosas no eran iguales, ni el respeto, ni los valores... pero aprendí algo que todavía no he olvidado y me sorprendo de que los niños de ahora no sepan tanto como aprendimos nosotros. Sí, tristemente, algunos tenían que dejar la escuela para ayudar en casa o fuera. A mis padres les tocó. Yo por suerte, pude estudiar.
ResponderEliminarUn beso enorme, Inma.
Lástima que a muchos la vida no les da la opción de la adolescencia con todo su burbujeo. Esta realidad es aplastante. Muy sentido tu relato ;)
ResponderEliminarBss
Los tiempos cambian en algunos sitios y vivir esa experiencia, las diferencias de clase y los problemas que surgían con las fábricas enseña mucho.
ResponderEliminarEsto lo vi no hace mucho en un pueblo merodeando la gran ciudad. Tantos niños que tenían que dejar de estudiar para trabajar en lo que fuera.
Un relato excelente, real, fuerte y tierno a la vez.
Besos!
Ir a la escuela antes era un privilegio, no todos podian ir.
ResponderEliminarBesos.
Por suerte se te abrieron los ojos a tiempo.
ResponderEliminar" No mires siempre hacia arriba, en la parte de abajo encontrarás la respuesta"
Un cuento con moraleja.
Un abrazo. Siempre es un placer leerte.
Relatas y describes muy bien la cruda realidad de una época en España, lo que a unas les agobia otras lo desean, así es siempre en la vida.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Gracias por compartir este recuerdo que describes con la misma soltura de siempre y que nos acerca una realidad casi olvidada: que es un privilegio ir a la escuela. Un abrazo
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