ECOS
En pocos años empiezo a sentir el eco de la nostalgia, cientos de imágenes que se agolpan de todo lo que sucedió y que yo viví.
A sido todo tan
rápido que casi no he tenido tiempo de asimilarlo, para mí a quien la distancia
marca un antes y un después. Me imagino un eco interminable de sensaciones, de
palabras, de recuerdos y de imágenes que han quedado para siempre impregnadas en
tus hijos y sobre todo en mi hermana. Instantes que yo no viví de cerca, de los
que solo supe a través de ellos o de los momentos compartidos.
Después de un
tiempo turbio, durante mi adolescencia, en el que me sentí desligada de toda
familia, vino la distancia física. Solo el eco de los orígenes permanece alerta
y por instantes nos regala un recuerdo, una sonrisa y comienzas a comprender el
sentido de las cosas y a respetar y entender a aquellos a quienes sentías tan
lejanos.
Parte de lo que
de ti conocí son imágenes compartidas por mi madre, y después por mi hermana.
La imagen de un niño rubio que aun pequeño era capaz de conducir la pavilla que
trasladaba a los habitantes de Membrilla a Manzanares, cuatro km solo que se
hacían interminables en pleno invierno. Ese niño sonriente que hace pocos meses
descubrí en una caja de antiguas
fotografías y que quise guardar como recuerdo de un tiempo en mi infancia.
Ahora pienso en
las eternas discusiones de mi madre con mi hermana, aun no logro comprender
porque a las madres siempre les parecía poco el hombre del que nos enamoramos,
primero lo sufrió mi hermana, después yo…..
No hace mucho
leí un cuento que decía que la vida te retorna como eco aquello que tú le
entregas a ella. Y tu hombre de pocas palabras, le entregaste a la vida una
generosidad desbordante, hacia mi hermana, a quien cuidaste a cada instante de
tu vida, un amor incondicional hacia tus hijos a los que demostraste querer de
una forma inmensa. No me parece justo, el eco que te ha devuelto la vida y por
eso internamente me siento defraudada y dolida. No es justo NO!, sobre todo
para ti, siento que te merecías mucho más.
Con tu eco me
llega otra imagen, tú con poco más de veinte años visitándome muchos domingos
en aquel hospital en el que pase parte de mi infancia. Con los años fui
valorando esos gestos tuyos a los que siempre les quitabas importancia. Otro
eco, poco después de nacer mi hijo, vuelta al hospital y yo jugándome la vida,
y otra vez tu que apareces como por casualidad, sin dar más importancia:
- - Es que pasaba
por aquí con el camión y……..
Así eras tú, y
así es el eco que me llega. El eco de un niño al que yo no conocí, pero que
corría feliz a meter la pavilla en el garaje. El eco del día en que se hizo
“oficial” tu noviazgo con mi hermana, el eco de los momentos que querías estar
con ella a solas y que yo no comprendía, el eco de tu imagen en Madrid con tu
traje de soldado, el eco de tu primer camión o del día de tu boda……Tantos ecos,
tantas vivencias compartidas……imágenes que pasan como un suspiro, instantes que
están para siempre aquí en todos los que te conocimos.
Dicen que el
tiempo lo cura todo, que el paso de los años nos lleva a olvidar. Yo sé que tu
eco estará en muchos de los gestos de mis sobrinos, en el vacío de mi hermana,
en aquel tiempo y en aquellas imágenes.
Yo hoy me quedo
con el eco de aquel niño rubio y sonriente que soñaba con crecer y hacerse
hombre, con aquella seguridad palpitante de aquel pequeño seguro de tener toda la vida por delante.
P.D. No hay
mayor eco que aquel que nos dejan aquellos que se marchan para nunca más
volver.
Hola Molí, es una historia muy intensa llena de sensaciones y situaciones que me fueron generando distintas emociones. Tienes mucha razón al decir que los ecos de los que se van son los que resuenan más fuerte. Me ha dejado impactada tu relato, lo leí dos veces para no perderme de nada.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y gracias por compartir estas letras.
Hablas con mucho cariño de él por lo que, aunque no esté en presencia, late muy dentro de ti.
ResponderEliminarEso es lo que importa.
Besos y abrazos.
Entrañable este texto con el honras ese eco que seguramente, siempre llevarás latiendo dentro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un verdadero melodrama, el que has sufrido en tus propias carnes. Demasiados ecos retumban en tu cabeza. Deberias olvidar algunos de estos recuerdos, que aún te dañan.Beso.
ResponderEliminarEcos de instantes vividos que permanecen por siempre en nuestro interior.
ResponderEliminarBesos
Precioso amiga Moli, esos Ecos son los del silencio, nunca más podremos saber que quisieron decirnos en su tiempo, pero están ahí, pues pertenecen a nuestra vida.
ResponderEliminarBesos preciosa y feliz semana.
Una oda, un homenaje a esos ecos entrañables por tu persona. Tantos recuerdos evocados por esos ecos recordando los buenos y excelentes momentos familiares en tu vida. Hermoso texto.
ResponderEliminarBeso
Y es que al final siempre nos quedaremos con el eco de una risa limpia y generosa, que es lo que mejor se nos quedará grabado de por vida en el tímpano y en la memoria.
ResponderEliminarSaludos.
Muy emocionante se nota que lo has escrito con el corazón.
ResponderEliminarUna preciosidad de texto.
Ay Moli...no diré que no me lo esperaba...Estaba segura que lo que leería en tu blog me quebraría en llanto...estoy al igual que tú aguantando el paso de esos ecos que nos regresan al pasado y nos traen los recuerdos de personas amadas que ya no están..
ResponderEliminarEres una de las personas que mas admiro en este lugar...Un beso muy sentido desde el fondo de mi corazón..
Cuantos ecos en tu vida Moli y qué cierto es que los mayores ecos son de quien no vuelve.Tu relato desgarra el alma, demasiado dolor, incomprensión. Muchas veces la vida no devuelve lo entregado.
ResponderEliminarUn abrazo.