PROFESOR: JOAQUIM NOGUERÓ
7- EL NARRADOR OBJETIVO
ELLA
Pablo leía
el diario cuando el sonido de unos pasos rápidos le hicieron levantar la vista.
Desde la entrada, Eva pasó ante él ante el como gato persiguiendo a un ratón.
En un instante, abrió la puerta del balcón sin ni siquiera cruzar su mirada con
la de él.
Pablo siguió
su silueta cortando el halo de luz que se escapaba del sol. Frente a él, el
color raído de una fotografía tomada con una antigua Kodacrome, mostraba a una
chica sonriente con flores en el pelo y en cuya camiseta se veía dibujada con
una enorme lengua, emblema inequívoco de The Rolling Stones. Más a la derecha,
en otra fotografía y en el mismo mueble, aparecía el mismo rostro mirando hacia
abajo mientras amamanta a un recién nacido con un cuerpo escultural que aún no
ha perdido. Otra fotografía ya de estudio, muestra a Eva junto a Pablo ambos
sonrientes con dos niños de entre cuatro y cinco años.
Pablo
levantó la vista sin dejar de mirarla. La larga melena rubia de Eva, le caía
por la espalda mostrando reflejos brillantes. Eran estos los efectos de la luz
matinal. Su cintura delicada, quedaba perfectamente marcada a pesar del
pantalón del pijama. El trasero, lo mantenía en una posición equidistante,
mientras frotaba de forma casi imperceptible las dos piernas. Dobló ligeramente
la cintura, mientras dirigía su mirada hacia abajo, justo a la acera que
quedaba a la entrada del edificio.
Se giró
hacía el y mientras se miraban, ella entorno levemente los ojos. Siguió
recorriendo el piso de punta a punta. De la entrada a la cocina, de esta a la
habitación de los chicos… volvió a pasar ante él y fijó su mirada en el reloj
del salón. Eva, giró sus pasos de nuevo hacía la cocina, recogiendo en el
camino la cafetera antigua que unos minutos antes juntos habían vaciado.
En la
madrugada que precedía al día, Pablo respiraba pausadamente haciéndose el
dormido, había notado los movimientos constantes de Eva, su ir y venir al
cuarto de baño y a la cocina. Se habían levantado con las primeras luces del
día tomándose juntos aquel primer café.
A lo lejos,
se escuchó el sonido de un motor. Ahora sí, ella salió de nuevo al balcón de
forma precipitada fijando sus ojos en el inició de la calle, cuando entró de
nuevo una amplia sonrisa iluminaba todo su rostro.
--¿Ya están aquí? – preguntó el
quitándole importancia.
-- Si por fin—respondió ella con un
suspiro.
Se sentó
junto el en el sofá y apoyó su cabeza en el hombro de Pablo, ahora sí que su
respiración iba acompasada a la de él.
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