Hace unas semanas, la amiga Tracy en su convocatoria nos invitó a escribir lo que podría ser nuestro libro sobre el confinamiento. Yo me animé tanto que hasta escribí lo que podía ser el primer relato. Y como he seguido animandome he continuado escribiendo, Hoy el amigo Gustavo me lo ha puesto "a huevo", ya se que sobrepaso y en mucho el número de palabras, pero lo hago por dos motivos: uno porque este relato enlaza en cierta forma con el anterior y dos porque está basado en un hecho real que está sucediendo actualmente por los bloques donde yo vivo. Os invito a leer la saga de relatos que se basan en pequeñas (o grandes) transgresiones de la normas durante el confinamiento. Los relatos que se unen por algún punto en común son los siguientes (por si os animais...)
- 1 LUCIÉRNAGAS EN EL NEGRO (da titulo a toda la recopilación de relatos
- 2 CORRES...
- 3 MARIONA
- 4 DE HALCONES Y DRAGONES
- 5 LA BÚSQUEDA DEL TESORO
LUCIÉRNAGAS EN EL NEGRO
6- NADAR
LA ENVIDIA
Ahora más que nunca Paco está convencido de que las normas están para cumplirse. ¿Pero dónde
se ha visto?, pues no está el sacrificado en su piso. Le toca joderse y la
gente parece tomárselo todo a cachondeo. ¡Vamos ya! Tanto perro y tanta leche,
si por el fuera estaría prohibido tener animales en los pisos. ¡Que los perros son para
cazar o para que guarden las casas de campo! Pues seguro que por culpa de esos
que no paran de salir a pasear a los perritos y a los otros que van al súper
para comprar una Coca Cola, la cosa se alargará eternamente. Y justo ahora
que es el tiempo de los espárragos. Ya se escapó un día y cuando traía para
casa un buen manojo, va y se encuentra con los forestales. Que por poco no le
ponen mil euros de multa, él ya les dijo:
--Miren que yo soy muy
cumplidor de las leyes, pero hoy no sé lo que me ha dado…pero ustedes procedan
si lo creen conveniente…
Sabía de sobras que
una actitud sumisa y complaciente ante la autoridad nunca falla y menos con
el que quienes lo conocen saben que es un hombre de ley.
Pero vamos lo de los
niños ya es tomarse las cosas a la torera, lleva dos días que cuando vuelve de dar sus dos vueltas con el coche alrededor de l’estany[i], se
encuentra dos o tres chavales corriendo como locos por todo el parquing.
Seguro que son los panchitos del piso de abajo porque esa gente de fuera no
tiene ni gota de educación. Pero ¡habráse visto!, ya lo dice el refrán: de fuera
vinieran…. Es que en cuanto llegue a casa – piensa—llamo a la policía local.
Tiene suerte porque
justo cuando sube las escaleras hacía su piso se encuentra con la panchita de
cara...
--Teresa ¿a que no
sabes lo que me ha pasado? --- su mujer lo mira expectante.
--Pues que le he dicho
a la panchita esa de abajo que a ver si cuida más de sus muchachos, que ya
estoy harto de verlos correr por el parquing.
--¿Pero estas
convencido de que son ellos? —responde Teresa con voz resignada.
--Y ¿Quiénes quieres
que sean? Si esa gente educa a sus hijos como salvajes…Pues eso que va y la muy
fresca me dice que sus niños no son. Que ella está todo el día en casa y que no
los deja salir…Vamos como si yo no supiera que estas sudacas son unas chichis
paposas…
--Pues a lo mejor es
verdad—responde su mujer ya harta del tono despreciativo de su marido—Se ven
buena gente, él es de aquí de Banyoles y ella creo que es de Honduras.
--Eso, eso, encima vas
tú y los defiendes…Y esa que, cada día lo mismo…
Teresa dirige su
mirada hacía el balcón, como cada día desde hace más de un año una señora de
unos cincuenta años nada en la piscina. Tanto en invierno como en verano.
--Mira pues sabes que
te digo—Paco sube el tono de voz—Que ya estoy hasta los cojones de tanto
cachondeo. Entre los niños de abajo y la loca esa no vamos a salir nunca de
casa.
--Paco, por favor, que
esa señora no está loca, que tiene que nadar porque tiene una enfermedad rara…
--Que rara ni que
narices, esa es una fresca que nos está tomando el pelo a todos. Pues no toca
estar encerrados en casa, ¡ya está bien de pitorreos! Ahora mismo voy a dar
parte a los mozos de escuadra…
LA CONSTANCIA
Mete su cuerpo en el
bañador, este pequeño acto cada día presenta una mayor dificultad. ¡Ay esas
manos que no hacen caso a las órdenes de su cerebro! Desde que abre los ojos
hasta que se mete en la cama por la noche, cada acto, por minúsculo que sea
necesita de una gran reflexión para que todo salga más o menos bien, para no
caer y tener que pedir ayuda ya que si está en el suelo no tiene fuerzas para levantarse.
No se reconoce a si
misma en este cuerpo que día a día va aprisionando su alma. Desde el día en que
el neurólogo le dio el diagnostico ha habido un antes y un después. Laia a
pasado de ser una mujer hiperactiva que era la alegría de todas las fiestas a vivir en
reclusión.
Hay muchas cosas que
quedan en el aire cuando te dan el diagnostico de una esclerosis lateral amiotrofica,
pocos médicos te dicen claramente lo que te queda de vida, ni las condiciones en
las que vivirás los días que te quedan por vivir. Se sintió triste, angustiada,
pero llego a la aceptación sorteando una depresión que ya la había acompañado
en otros periodos de su vida. Seguro que había alguna cosa que ella podría
hacer, se negaba a darse por vencida. Buscar información a través de google era
entrar en un pozo de desesperación, ninguna chispa de esperanza marcaba un
posible camino. Y entonces se acordó de que una de las cosas que mejor sabía hacer
era nadar.
Vendió su piso, un
segundo sin ascensor, pero situado en el centro. Y con el dinero obtenido se compró
un piso más a la periferia. Solo necesitaba dos requisitos: que tuviera ascensor
y piscina y eso lo encontró en una comunidad de edificios de nueva
construcción.
Hizo adaptar el piso a
las limitaciones que sabía que se iría encontrando y una vez en el se marcó la
obligatoriedad de nadar cada día como mínimo una hora. Acordó sin problemas el
poder utilizar la piscina comunitaria tanto en primavera no como en invierno y así
lo lleva haciendo todo el año; haga frío o calor, salga el sol o nieve.
Su constancia en el
ejercicio diario le permite contra todo pronóstico poder seguir caminando, con
cierta dificultad, pero camina. De momento ha podido evitar los problemas de
deglución y el uso de un respirador manual. Está sorteando su enfermedad con
una voluntad enorme. Por eso se queda desconcertada cuando llaman a la puerta
de su piso y se encuentra de frente a los mozos de escuadra.
Le dicen que la han
denunciado, que está prohibido nadar durante el confinamiento. Que da lo mismo
de que este sola cuando nada porque ella entra en el grupo de la población de
riesgo y puede infectarse. Que solo vienen a avisarla pero que si vuelven a denunciarla la multaran.
Durante dos días se
abstiene de ir a la piscina, pero sus movimientos se vuelven más torpes. Al tercer
día decide bajar a nadar, cuando regresa a su piso ha recuperado parte de la movilidad
perdida. Decide seguir nadando porque le es imposible pensar una vida sin
movimiento, acabar en una cama cual vegetal no está en sus planes. Le dan lo
mismo las multas o las denuncias de aquellos que no habitan en su piel, hoy cuando regresaba de mis compras también la he encontrado nadando.
Amiga has tocado la fibra, cada persona guarda una historia , el señor es un poco amargado y ve todo mal en los demás pero no así en él.
ResponderEliminarY la nadadora hace bien cada día nadar, su salud va en ello, claro que sino puede salir de casa bien pueden hacerla el médico un justificante como que ella necesita a diario nadar y si esta sola no hay riesgo ..
Sigo tus luciérnagas que son enormemente emotivas .
Un fuerte abrazo .
Se justifica la extensión.
ResponderEliminarLa indignación por quienes no cumplen lleva a ser injustos, con quien puede tener otras necesidades.
Un abrazo.
Algunos son bastante permisivos para lo suyo y beligerantes para el prójimo.
ResponderEliminarNo debe extrañarte, siempre hubo gente así.
Besos.
Mira, no hay mal que por bien no venga. Ya se dice que una chispa hace fuego. He aquí la muestra :-9
ResponderEliminarNos ofreces un poco más. Estamos llenos de prejuicios. Nos negamos la evidencia hasta que nos tocan a la puerta. Esa es la verdad.
Lo de la chica, pienso como en otro comentario. No todo todo está prohibido porque hay justificación médica. Mientras los demás pienses lo que quieran, ella tiene la espalda cubierta. Es lo que hay que hacer.
Un beso, Inma.
En este caso está justificada la natación más por la salud que es lo debe primar ante todo. Y es que no se puede juzgar porque cada caso es una historia diferente.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Te animo a que sigas recopilando casos y vivencias de esta cuarentena. Mira. luego te encuentras con un diario que servirá para recordar lo que una vez fue nuestro día a día.
ResponderEliminarY lo que es triste, pero cierto, es que haya por ahí muchos y muchas que no se toman esto en serio y creen que pueden salir y entrar tal cual. Yo me los llevaba a un hospital a que vieran como se dejan el pellejo médicos, enfermeros y demás personal sanitario intentando salvar vidas. O siendo un poco m ala, "que les tocara a ellos".
Bss.
Son las dos caras de una misma moneda. El tipo está enojado, es racista o tonto, pero elige a la mujer que más necesita nadar en la piscina por su salud para denunciar un comportamiento incívico de entrada. Este caso recuerda, oportunamente, que tras cada cosa que parece extraña, puede haber una historia que justifica lo que hace.
ResponderEliminarMuy bueno, en sus dos vertientes. Un abrazo y feliz día
Es una fea imagen la que se topa uno en la mayoría de los humanos.
ResponderEliminar¡Me ha encantado! Que bien has descrito todos los sentimientos. Todo un placer de lectura.
ResponderEliminarUna abraçada.